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Levítico
16; Hebreos 9-10
El Día de la Expiación
¿Cuál es
el día más importante del año? Este ha sido llamado
"El Sábado de Sábados."
El día del
año de ayuno de los hebreos, era el Día de la
Expiación (Yom Kippur). Era el día décimo de
Tisri aproximadamente alrededor de nuestro
mes de Octubre. En este día más solemne del año, las
personas confesaban sus pecados. Después de las
ceremonias prescritas con ofrendas, el sumo
sacerdote solo en este día del año entraba al lugar
Santísimo para rociar sangre sobre el propiciatorio
en el Arca de la Pacto. Era un día de humillación y
un recordatorio terrible de la santidad de Dios y el
pecado del hombre. El velo en el Lugar Santísimo
separaba a ambos. El pueblo ayunaba desde la tarde
del día noveno a la tarde del día décimo. Esto
ayudaba a asegurar una adecuada actitud del corazón
de la penitencia y la fe.
Este era
el día más importante en el calendario hebreo
por la importancia de este ayuno. Por un
sacrificio especial, los pecados de un año, eran
cubiertos. Se hacía la expiación por todos los
pecados de toda la nación (Lev. 16:16, 21, 30, 33),
y el santuario (Lev. 16:16-19, 33). El sumo
sacerdote hacía una primera ofrenda para sí mismo y
los sacerdotes (Lev. 16:3), y luego dos machos
cabríos como ofrenda por el pecado eran sacrificados
por el pueblo (Lev. 16:5-10). Aarón lavaba y se
ponía su ropa normal de sumo sacerdote y ofrecía su
propia ofrenda, y el holocausto del pueblo, y la
ofrenda por el pecado (Lev. 16:23-28). Los restos de
los animales eran llevados fuera del campamento y
eran quemados.
Incluso el
Día de Expiación era una provisión temporal. Tenía
que ser observada año tras año hasta que Cristo vino
como cordero de Dios para quitar los pecados. No
podía producir perfección en el corazón del hombre.
Un hombre imperfecto no podía ser un perfecto
sacerdote. Un sacrificio imperfecto no podría
producir una limpia y perfecta conciencia.
El libro
de Hebreos es el mejor comentario que nos habla del
cumplimiento de los sacrificios típicos del Día de
Expiación. Nos demuestra que el sacrificio de Cristo
por los pecados de la gente, cuando murió en la
cruz, no fue un día anual de ayuno y expiación para
ser repetido cada año, sino que único para un
completo y final sacrificio por el pecado (Heb.
9:11-12, 24-26; 10:12).
En este
día especial dos corderos eran seleccionados y
echaron suertes para determinar cuál sería asesinado
para el sacrificio y cuál sería el chivo expiatorio
(Lev. 16:7-10).
El sumo
sacerdote tomaba la sangre del macho cabrío inmolado
(Lev. 16:15-19) al lugar Santísimo y lo rociaba
sobre el Propiciatorio. Esto simbolizaba una
aceptación perfecta con Dios por medio de la sangre
rociada. Luego, él rociaba la sangre siete veces
delante del Arca del Pacto. Esto significaba un
perfecto acercamiento ante Dios por medio de la
sangre rociada.
El chivo
fue matada (Lev. 16:8, 15-19) es un ejemplo precioso
de la muerte de Cristo como una cubierta por el
pecado (Romanos 3:24-26). "La paga del pecado es
muerte" (Rom.6:23). Jesús pago el precio por nuestra
deuda. Esto justifica la santidad y la justicia de
Dios (2 Cor. 5:21). Nuestro sustituto murió en
nuestro lugar (Isa. 53:4; Gal 3:13). Keil y
Delitzsch conocieron la razón del por qué los dos
cabritos eran necesarios, porque sería físicamente
imposible combinar todas estas características
necesarias para llevar a cabo la expiación de un
animal. Cf. Heb. 10:4, 12-14; 9:28; 1 Ped. 2:24;
Juan 1:29. La sangre de Jesús nos limpia de todo
pecado (1 Juan 1:7; Heb. 9:14; 7:25).
Jesús no
solo pagó nuestra deuda muriendo en la cruz por
nosotros, sino que El llevó lejos nuestros pecados.
El cordero viviente en Yom Kippur era el
cordero eliminado, simbolizando la eliminación de
los pecados del pueblo de Israel (Lev. 16: 8-10, 15,
20-22). Nuestro Gran Sumo Sacerdote, Cristo Jesús no
necesitaba un sacrificio para el mismo, ya que Él
era sin pecado. Entonces, solo Él pudo cargar con
nuestros pecados.
"Pondrá
Aarón sus dos manos sobre la cabeza del macho cabrío
vivo y confesará sobre él todas las iniquidades de
los hijos de Israel, todas sus rebeliones y todos
sus pecados. Así los pondrá sobre la cabeza del
macho cabrío, y lo enviará al desierto por medio de
un hombre destinado para esto. Aquel macho cabrío
llevará sobre sí todas sus iniquidades a tierra
inhabitada; y dejará ir el macho cabrío por el
desierto" (Lev. 16:21-22). El macho cabrío vivo o
chivo expiatorio es la típica muerte de Cristo,
poniendo nuestros pecados ante Dios (Heb. 9:26; Rom.
4:25; 5:1; 8:33-34). ¡Él levanta y carga nuestros
pecados y nunca regresan! El Destino del chivo
expiatorio es eventualmente la muerte. Él es
liberado en el desierto para vagar alrededor y
finalmente morir. Es llevado a cabo en un lugar
solitario, donde no puede encontrar su camino de
regreso al campamento. La cabra desaparecida se
colocaba en una zona en la que era imposible para
ella regresar. El macho cabrío vivo sufría justo lo
que el pecador sin Cristo sufriría (Isa. 53:6, 12; 1
Pedro 2:24).
Por la fe
nosotros depositamos nuestros pecados en Jesús, y Él
los llevó en Su propio cuerpo, en Su muerte en la
cruz. Es un símbolo evidente de nuestros pecados
siendo removidos distantemente y llevados lejos.
"Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo
alejar de nosotros nuestras rebeliones" (Salmos
103:12). Los pecados en el animal fueron perdidos
completamente, como si nunca hubiesen estado allí.
Que retrato de Dios removiendo nuestros pecados y
sin recordarlos jamás.
Cuando
nosotros confesamos nuestros pecados a Dios y
creemos en Cristo Jesús como nuestro salvador
personal, nosotros tenemos el privilegio de
transferir toda nuestra culpa sobre Él. El Señor
Dios ha provisto el perfecto sacrificio por todos
nuestros pecados. Ponemos nuestras manos sobre Su
cabeza cuando confesamos nuestra necesidad por Su
sacrificio expiatorio y creemos en Él. Porque Él
murió en nuestro lugar, no tendremos que cargar con
el castigo, Él fue castigado y no nosotros. ¿Ya has
puesto tus pecados sobre la santa cabeza de Jesús?
Durante
los tiempos del Antiguo Testamento, no se hacía una
ofrenda final ya que cada año el sumo sacerdote iba
al Lugar Santísimo en el Día de Expiación y rociaba
la sangre. Solo Cristo ofreció el completo y
perfecto sacrificio por el pecado. Fue Su muerte que
efectuó el Nuevo Pacto. Su vida sin pecado lo
califica como el perfecto sacrificio por el pecado y
por la paga de nuestra deuda de pecado. La muerte de
Cristo para pagar nuestra deuda de pecado fue más
que suficiente, porque Él solamente murió una sola
vez. Su sacrificio fue final y completo. El lidió
con nuestros pecados una vez y por todos. No tuvimos
que traer ofrendas suplementarias y sacrificios por
nuestros pecados, ya que Cristo es suficiente y
final.
En la
persona y obra del sacrificio de Jesucristo en la
cruz, las sombras, los retratos y
las tipificaciones, han dado paso a la realidad
perfecta y permanente del sacrificio único y
verdadero por el pecado. Él es el verdadero Sumo
Sacerdote que ofrece el único sacrificio aceptable
que puede abrir el camino a Dios a todos los que
creen en él. El Día de la Expiación es cumplido en
el sacrificio de Cristo.
"Y no por
sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su
propia sangre, entró una vez para siempre en el
Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna
redención…Porque no entró Cristo en el santuario
hecho de mano, figura del verdadero, sino el cielo
mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios;
y no para ofrecerse muchas veces, como entra el sumo
sacerdote en el Lugar Santísimo cada ano con sangre
ajena" (Hebreos 9:12, 24-25).
Sin
embargo, dado que el sacrificio de Cristo es de suma
importancia para la paga del pecado, todo aquel que
rechace su sacrificio solo tendrá para sí eterna
condenación. Es imperdonable. No hay otro camino
para llegar al Padre (Hechos 4:12).
La sangre
de Cristo Jesús obtuvo nuestra "eternal redención."
Su valor es mucho más significante y mayor que
cualquier sacrificio de animal. Nosotros tenemos un
Sumo Sacerdote más grande, un templo más grande, un
mejor pacto con mejores promesas, un inmensurable y
más grande sacrificio que los sacerdotes levitas.
Este sacrificio logró una redención "única y para
todos" (Heb. 7:27; 9:12, 28; 10:10). La palabra
redención en el Nuevo Testamento es la idea de
liberación, el recibo por el pago del rescate. Así
pues, Él nos ha redimido de la pena del pecado. Él
nos compró, mientras nosotros éramos vendidos en el
mercado de los esclavos del pecado y Él nos liberó.
Él nos liberó con el recibo de la paga que es Su
sangre.
"Porque la
vida de la carne en la sangre está, y yo os la he
dado para hacer expiación sobre el altar por
vuestras almas; y la misma sangre hará expiación de
la persona" (Lev. 17:11). "Sin derramamiento de
sangre no hay remisión de los pecados." El Talmud
dijo, "No hay expiación sólo si hay sangre." La
única sangre que lograría esto es la sangre de Jesús
(1 Juan 1:7; Heb 9:11-22; 13:20; 10:4, 19-20).
Los santos
del Antiguo Testamento llegaban todos los años al
más solemne día y en sus mentes se quedaba una
pregunta: ¿Qué pasaría si un solo pecado no fuese
cubierto por la expiación, no fuese perdonado? ¿Qué
pasaría si el Sumo Sacerdote no hizo el ritual
correcto, podría yo escapar de la ira de Dios? ¿Qué
pasaría si? En cada caso de redención, o liberación
del recibo por el rescate, está esa liberación de
esa situación por la cual el individuo no tiene el
poder para ser liberado por el mismo, o una pena que
no podría pagar por sí mismo. ¿Qué pasaría si uno de
los pecados no fuese cubierto? Nunca usted podría
hacer lo suficiente para poder cubrir ese único
pecado porque Dios es Santo. Él no puede ver el
pecado.
Sin
embargo, el sacrificio de Cristo nos alivia de la
carga de la culpa. Los animales no podían hacer eso.
La gente
pacientemente espero afuera del tabernáculo,
esperando a que saliera el Sumo Sacerdote. Cuando el
salía, él se acercó a la gente, el levantaba las
manos en señal de bendición y gritaba: "!Son limpios
de sus pecados!"
Todo aquel
que es lavado en la preciosa sangre de Jesús, Él
viene del lugar del Velo y anuncia: "¡Está hecho!"
"¡Están limpios de sus pecados!"
Tomaría
todos los sacrificios del Antiguo Testamento, los
ayunos y las fiestas puestos todos juntos para poder
entender la magnitud de lo que Cristo hizo por
nosotros en su muerte y por el rocío de Su sangre.
Ningún sacrificio, ni siquiera el del Día de
Expiación, podrían explicar completamente lo que Él
hizo en la cruz.
El
sacrificio de Cristo no necesita ser ofrecido de
nuevo, ni necesita agregarle nada más. Ha sido
pagado por completo. Es suficiente. Es eterno. Lo
único que usted necesita es recibirlo como un regalo
de Dios para usted. No necesita pagar por adiciones,
ni llamadas, ni cargos por servicio, ni descuentos o
rebajas, ni impuestos, recargos que no puedas pagar,
o advertencias diminutas que no pueda ver, o llamar
a un rápido vendedor. ¡Ya ha sido pago en la
totalidad! Solo recíbalo, disfrútelo y regocíjese en
Él. Crea en Cristo ahora mismo. Pídale que le salve.
El
escritor de Hebreos nos da la perfecta invitación "Y
de la manera que está establecido para los hombres
que mueran una sola vez, y después de esto el
juicio, así también Cristo fue ofrecido una sola vez
para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por
segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar
a los que esperan" (Hebreos 9:27-28).
SELAH 365 Devocionales Diario
Índice de 365 devociones y arrancadores de sermones.
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Estudiar el tema principal de la Biblia con estas profecías y tipos en el Antiguo Testamento de la venida del Mesías, Jesucristo.
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