Juan se sentó delante de mí en una silla, su cara mostraba un radiante esplendor, se secaba sus lágrimas, y su corazón estaba lleno de una dulce sensación de paz.
Él me miró y dijo: "Wil, ¿Tu dices que todos mis pecados son perdonados? ¿Todos ellos?"
Yo le contesté: "Sí Juan. Todos ellos. Todos los pecados que hayas cometido en el pasado, presente y futuro son perdonados."
Después preguntó algo que nunca olvidaré. "¿Por qué lo hacemos tan difícil?"
El hombre tiene la tendencia de complicar las cosas espirituales más que lo que Dios intenta hacer. Sin embargo, Jesús nos hizo una promesa a todos para que la reclamáramos por fe únicamente.
Dios te ama y quiere que tú experimentes su paz y vida. Él desea tener una íntima y eterna relación contigo. La Biblia dice: “De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna” (Juan 3:16).
Estamos separados de Dios porque hemos escogido desobedecerle. La Biblia dice: “por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23). Nada que podamos hacer nos va a permitir cruzar el espacio que nos separa de Dios. Buenas acciones, ser miembro de una iglesia, bautismo son todos pequeños puentes que no van a ningún lugar. Nuestro problema es peor. Somos muertos espirituales. “Porque la paga del pecado es muerte, pero la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, Señor nuestro” (Romanos 6:23).
Dios te ama tanto que ha enviado a su Hijo, Jesucristo, quien se puso en el espacio para que tu pudieras llegar a Dios. Cristo hizo eso al pagar por nuestros pecados cuando él murió en la cruz y se levantó de su tumba. La Biblia dice: “Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos. . . Pero Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (Romanos 5:6, 8).
Tu cruzas el puente hacia la familia de Dios cuando por fe le pides a Cristo venir a tu vida. Este es un paso de fe. La Biblia dice: “Si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo, porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación” (Romanos 10:9, 10).
¿Estás tú dispuesto a dejar todo pecado e infidelidad y por fe recibir a Jesucristo en tu corazón y en tu vida? Tu puedes usar la siguiente oración si viene de tu corazón:
"Señor Jesús, Yo soy un pecador. Yo sé que no puedo salvarme a mí mismo. Yo ahora sé que Cristo murió en mi lugar en la cruz para perdonar mis pecados. Yo sé que Cristo se levantó de los muertos y que vive. Yo te confieso mis pecados, me arrepiento y pongo mi fe en ti para que me salves. Yo quiero que tú me salves por toda la eternidad. Gracias por darme vida eterna. Amen."
La Biblia dice: "Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo” (Romanos 5:1). “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús" (Romanos 8:1).
Que las bendiciones ricas de nuestro Señor Jesucristo se derramen sobre ti.
Como una evidencia de permitir a Jesús tomar el control de nuestras vidas queremos identificarnos con él. En el Nuevo Testamento la manera de identificarnos con Jesús es confesándolo públicamente e identificándonos con él en el bautismo y congregarnos en una iglesia. La Biblia dice: “ todo aquel que invoque el nombre del Señor, será salvo” (Romanos 10:13).
Es natural para ti como cristiano querer conocer mejor a Jesús y estar completo en él. Es a través de tu obediencia que vas a permitir a Jesús estar involucrado en cada parte de tu vida íntima. Permite a Jesús que te guíe, té de completa dirección y controle tu vida. Esto te llevará a la madurez en una relación personal con Dios. Si deseas la madurez cristiana necesitas asociarte con otros creyentes quienes también han experimentado a Jesús al igual que tu. Busca una buena Biblia, una iglesia cristo céntrica y se parte de dicha asociación.
Si así lo hizo, ¿Dónde está ahora, conforme a la promesa del Señor? En la vida eterna. ¿En qué basa usted su confianza? En la promesa de Dios en la Biblia. ¿Le engañaría Dios? ¿Puede Dios mentirle? Por supuesto que no.
“Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna y esta vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida. Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios” (1 Juan 5:11-13).
Agradezca a Dios porque ahora usted tiene vida eterna.
En el momento en que usted se entregó a Cristo por fe, grandes cosas le ocurrieron:
1. Usted pasó de muerte a vida (Juan 5:24).
2. Sus pecados fueron perdonados (Colosenses 1:14).
3. Usted fue hecho un hijo de Dos (Juan 1:12).
4. Usted está libre de temor (Juan 8:36).
5. Usted es una nueva criatura en Cristo (2 Corintios 5:17).
¿Puede usted imaginar algo más glorioso que le haya sucedido? Dé gracias a Dios ahora por lo que El ha hecho en usted por medio de Cristo.
1. Lea la Biblia todos los días. “No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios" (Mateo 4:4).
2. Ore a Dios siempre. “Orad sin cesar. Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús” (1 Tesalonicenses 5:17, 18). Orar es conversar con Dios.
3. Confiese a Dios cada pecado. “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad" (1 Juan 1:9).
4. Cuente a otros su experiencia. Jesús dijo: "Vuélvete a tu casa y cuenta cuán grandes cosas ha hecho Dios contigo” (Lucas 8:39).
5. Congréguese con otros creyentes. “No dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca” (Hebreos 10:25).
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