Depravación.

No es una palabra hermosa. Esto quiere decir que la corrupción del pecado se ha extendido a todos los aspectos de nuestra naturaleza, incluyendo a nuestro ser entero. A causa de esta corrupción no hay nada que el hombre puede hacer para merecer o influir de cualquier modo en una relación de salvación con un Dios santo.

La caída del hombre en la relación con el Dios santo radicalmente ha sido afectada. A causa de los efectos de la caída, la relación original del hombre con Dios fue rota y nuestra naturaleza entera fue contaminada. Como consecuencia de la Caída del hombre, ningún individuo puede hacer nada, aún cosas religiosas, que merecerán la salvación o la vida eterna a los ojos de Dios. No hay nada que un individuo puede hacer para influir de un modo positivo en una relación  correcta con Dios. Ninguna acción que el hombre haga, no importa  que sea buena o religiosa puede ganar el favor de Dios para la salvación.

¿Qué fue afectado por la Caída? La mente (Rom. 1:28; Efe. 4:18), la conciencia (Heb. 9:14), el corazón o el ser interior todos fueron corrompidos espiritualmente (Jer. 17:9; Mar. 7:20-23).

Nosotros vemos la depravación de  la humanidad más claramente en el rechazo de Jesucristo en Juan 1:11. "A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron."

La depravación espiritual es demostrada por la  obstinación y la ceguera espiritual de cada uno;  separados de la gracia de Dios. La cruz de Jesucristo es la respuesta de la caída del hombre a la bondad de Dios (1 Cor. 2:14).

¿Qué lejos cayo el hombre? La Biblia nos dice que cuando el hombre cayó en el pecado, él cayó  completamente hasta el  fondo y allí él está perdido sin esperanzas, ciego y espiritualmente muerto, incapaz de ayudarse el mismo hasta que Dios lo alcanza por la gracia, lo levanta y le da la vida espiritual por el nuevo nacimiento (Rom. 3:9-18).

Dejado a nosotros, no somos  al menos un poco justos. El hombre pecador no tiene ninguna capacidad de salvarse el mismo (Juan 1:13). Somos corrompidos por el pecado y en rebelión contra Dios.

El apóstol Pablo nos dice como nuestra maldad afecta al Dios santo. "Porque la ira de Dios  se revela desde el cielo contra toda impiedad  e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad" (Romanos 1:18). La ira es revelada en contra de nosotros porque no tenemos excusa (Rom. 1: 18-32; cf.1:18; 2:5, 8; 3:5; 4:15; 5:9; 9:22; 12:19; 13:4-5).

La realidad y el terror de la ira de Dios hacen hincapié en ambos en el Antiguo como en el Nuevo Testamento.

La Biblia hace énfasis sobre la ira de Dios como fuerte y  una oposición determinada para todo lo que es malo. Esta santidad viene de la propia naturaleza de Dios. Él es Dios santo y justo.

La ira de Dios es que Su carácter está en la oposición absoluta para todo lo que contradice Su santidad.

Dios no estalla  al rojo vivo con la ira como hacen los seres humanos, pero Su ira es descrita en la Biblia como firme, temerosa, odio a toda la maldad que aumenta, y un día  el resultado será la condenación eterna de todos los que lo rechazan; Su gracia y  misericordia provista por la muerte  expiatoria de Su Hijo, Jesucristo.

Robert Haldane dijo, "La ira de Dios fue revelada cuando la sentencia de la muerte fue primero pronunciada, en la maldición de la tierra y la expulsión del hombre del paraíso terrenal.., pero especialmente por el reino de la muerte en todo el mundo. Fue proclamada por la maldición de la ley sobre cada transgresión y fue mencionada en la institución del sacrificio y en todos los servicios de la dispensación Mosaica... La creación entera se ha hecho sujeta a la vanidad, gime y lucha junto en el dolor... Pero encima de todo, la ira de Dios fue revelada del cielo cuando el Hijo de Dios vino para manifestar el carácter divino, y cuando aquella ira fue manifiesta en Sus sufrimientos y en la muerte en una manera  tan horrible, que por todas las señales que Dios antes ha dado a Su descontento contra el pecado."

El Cristianismo bíblico es Dios que alcanza salvar a los pecadores que perecen, no los hombres y las mujeres le tienden la mano a Él. Jesucristo murió para los que merecen la ira de Dios. Su muerte es totalmente adecuada para cubrir todos nuestros pecados y la depravación y reconciliarnos con Dios (1 Juan 1:6-9; Rom. 3:21-26; 5:12-21).

Jesucristo es nuestra única esperanza. Esté seguro y lea la etiqueta. Hay un día que viene cuando los hombres son advertidos para escapar de la ira de Dios (2 Tes. 1:6-10; 2:11-12; Heb. 10:29-31). La segunda venida de Jesucristo será de repente y de improviso. Con unos se encontrará como su Juez y  con otros como su Salvador.

Si usted nunca ha puesto su confianza en Jesucristo para la vida eterna. Yo oro para que usted lo haga ahora mismo. Crea en el Señor Jesucristo y usted hoy será salvo de la ira de Dios para toda la eternidad

Selah!

Mensaje por Wil Pounds (c) 2009 traducido por Katia Blandin