Considerad al Apóstol y 
el Sumo Sacerdote, Jesús

Lo fundamental de la Epístola a los Hebreos es "considerad a Jesucristo, el Hijo de Dios, y el Mesías." Se nos exhorta a poner nuestro corazón en él. "Por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial, considerad al apóstol y sumo sacerdote de nuestra profesión, Cristo Jesús" (Hebreos 3:1).

La palabra "considerad" (katanoeo) significa literalmente, "dirigir toda la mente en  un objeto", sumergirse en él  y por lo tanto detener en su totalidad la brújula (TDNT).

Para crecer espiritualmente, debemos fijar nuestra mente en Cristo. Es imperativo que nosotros consideremos con cuidado y entendamos totalmente a la persona y el trabajo de Jesucristo.

La palabra "considerad" está formada por la raíz de la palabra latina "estrella" y originalmente significa contemplar la idea de un lugar tranquilo, paciente, perseverando en la concentración para estudiar las estrellas.

El escritor de Hebreos amonesta a sus lectores a mirar fijamente a Jesús y contemplarlo, por lo tanto aumentando nuestro conocimiento, devoción y fe en Él. ¿Qué desea Él que nosotros "consideremos"?

Él quiere que nosotros veamos la importancia y  minuciosamente pesemos las evidencias de la superioridad de Cristo sobre los profetas, los ángeles, y los patriarcas de Israel. Debido a la grandeza de Su persona, la eficacia de Su obra redentora complacerá a Dios el Padre.

El escritor de Hebreos se dirige a los cristianos llamándolos "hermanos santos, participantes del llamamiento celestial" (v. 1).

Los creyentes en Cristo Jesús son santos. Nosotros somos "hermanos santos" en nuestra posición con Dios por el sacrificio expiatorio de Cristo. Nosotros somos santos en Cristo. Es Jesús quien nos hace santos. La palabra "santo" en este versículo esta enfatizando nuestra posición en la salvación. Nosotros hemos sido "apartados para Dios." Los creyentes cristianos son santos, apartados. La santidad no tiene lugar en un futuro lejano. El creyente ya es un santo porque él está "en Cristo". Esta posición perfecta con Dios debe ser el mayor incentivo para hacer todo lo posible por vivir una vida piadosa delante de él (Filipenses 3:14).

Él ha hecho una perfecta propiciación por los pecados de Su pueblo (1 Juan 2:21; 4:10). El creyente es santo porque Dios lo ha hecho así (Hebreos 2:11). Nosotros "compartimos el llamamiento celestial" porque Dios "nos lleva" "a la gloria" (2:10). Nosotros compartimos en Cristo Jesús (Heb. 3:14; Efe. 5:30). Nosotros somos "participantes de un llamamiento celestial" (Hebreos 4:14; 10:23). "El llamado viene del cielo y es en cielo su petición," dice A. T. Robertson.

Jesucristo es tanto "El apóstol y el Sumo Sacerdote" de los cristianos.

Jesús es "El Apóstol", porque Él fue enviado por Dios el Padre para ser su portavoz y revelador (Hebreos 1:1-3; Juan 3:17, 34; 5:36, 38; 6:29; 8:42; 10:36; 11:42; 13:3; Mat. 17:5; Deut. 18:15, 18). Porque Él es el embajador de Dios, nosotros necesitamos considerar con atención y comprender lo que Él nos ha revelado acerca de una relación correcta con Dios.

Jesús es también nuestro Sumo Sacerdote (Hebreos 2:17-18; 4:14). Él representa a Dios ante los hombres y el hombre ante un Dios santo. "Como un apóstol, Él está cerca de mí, como sacerdote, Él está cerca de Dios". "Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo" (2 Cor. 5:19).

El cristianismo es Cristo. Por lo tanto, nos corresponde contemplar y meditar en Él. ¿Señor Jesús, te veré hoy?

El Señor no se avergüenza de llamarnos Sus hermanos (Hebreos 2:12). Ojala que nosotros nunca tengamos miedo o vergüenza de llamarlo nuestro Señor y Maestro (Mateo 10:32-33).

Dios ha hecho algo maravilloso por los pecadores. Debido a nuestra unión vital con Cristo, Él nos ha atribuido Su justicia. Somos participantes del llamamiento celestial. "Lo que Él tiene, nosotros tenemos. Donde Él está, nosotros estamos. Él es el Santo Dios, por lo tanto, nosotros somos santos. Él ha sido hecho más alto que los cielos, por lo tanto, somos participantes del llamamiento celestial".

Ninguna mirada  rápida a Cristo lo hará. Entienda y aprenda la lección que Dios quiere enseñarle "Considerad atenta y cuidadosamente al apóstol y sumo sacerdote de nuestra profesión, Jesucristo" (Wuest Expanded Translation).

Selah!