Los acontecimientos del nacimiento de Jesús de Nazaret son plenamente históricos. Ellos describen los sucesos cuando lo sobrenatural invadió el flujo normal de los acontecimientos históricos.

El médico Lucas nos dice que él investigo a fondo sobre la vida de Jesús acerca de Su concepción y nacimiento (Lucas 1:1-4). Lucas debe haber recibido sus datos de María.

Mateo deja muy claro que Dios invadió la historia. Él cita Isaías 7:14, "Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel." Jesús es "Dios con nosotros". La palabra Hebrea Bethulah significa una mujer joven intachable en edad para casarse. Ella era una virgen. Mateo utiliza la palabra "virgen" para decirles a sus lectores que Jesús fue concebido por Dios por el Espíritu Santo, aparte de cualquier padre humano.

Mateo afirma de manera clara y concisa: "El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando desposada María su madre con José, antes de que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo" (Mateo 1:18).  En un par de versículos más adelante él añade: "Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es" (Mateo 1:20).

El niño que había sido concebido en María por el Espíritu Santo era el Mesías divino, el Hijo de Dios. Él es Emmanuel, el Dios encarnado, que significa "Dios con nosotros." Jesús es la deidad encarnada, y Él nos ha prometido que Él estará con nosotros siempre, hasta el final de los tiempos (Mateo 28:20). Él nunca nos dejará ni nos desamparará.

Jesús es "Dios con nosotros" por medio de la concepción sobrenatural en el vientre de la virgen Judía María.

Lucas, el médico nos da su investigación, "Al sexto mes el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret" (Lucas 1:26) "a una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la casa de David, y el nombre de la virgen era María" (v. 27).

La concepción del Mesías sería única, como nunca había ocurrido antes en la historia. ¿Cómo se realizaría? El ángel dijo que se realizó en el vientre de "una virgen." El vientre del que llevará el Rey de Reyes y Señor de Señores, Salvador del mundo, no será nacido en Roma o incluso en Jerusalén, o en un palacio real. La matriz que llevo el tesoro más grande del universo es una virgen judía que se comprometió para casarse con un carpintero de un pueblo humilde. La virgen se entregó sin reservas. De parte  de María, nosotros vemos la "sumisión incondicional a la voluntad de Dios." No es de extrañar que fuera "muy favorecida", y "llena de gracia".

Nuestras vidas son llenas de gracia cuando humildemente nos rendimos a la voluntad de Dios. Usted está en un sentido único a una persona favorecida por Dios, porque Dios le amó tanto que Él envió a su Hijo Unigénito para morir por tus pecados.

Jesús es "el Hijo del Altísimo" (Lucas 1:31-33). Su "grandeza" está en la obediencia para sacrificarse por la salvación de los pecadores.

Las grandes promesas al Rey David que uno de sus descendientes se sentaría en su trono y "reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y Su reino no tendrá fin" (cf. 2 Sam. 7:11-13) se puede cumplir en última instancia, sólo en el hijo nacido de la virgen.

¡El hijo de la virgen será grande, Hijo del Altísimo, a quien el SEÑOR Dios le dará el trono de David su padre, y Su reino durará eternamente, y Su reino no tendrá fin!

¿Se ha inclinó a los pies de este Rey? Consecuencias eternas resultan en su actitud hacia Él. ¿Vas a pasar la eternidad con Él en el cielo? "Su reino no tendrá fin." No habrá fin a Su reino o a Su gobierno. ¿Tu corazón clama: "¡Aún así, Ven Señor Jesús! Ven hoy"!

Selah!

Mensaje por Wil Pounds (c) 2009 traducido por Katia Blandin