Muriendo Diariamente y la Nuestra Vida en Cristo

 

El crecimiento espiritual es hacer realidad en nuestra experiencia cotidiana lo que ya es verídico para nosotros en Cristo.

Nuestra santificación progresiva es despojarse de todo lo que pertenece al viejo hombre, y  vestirse de todo lo que pertenece al hombre nuevo en Cristo.

La vieja naturaleza del hombre en Adán no ha evolucionado mejor en los últimos dos mil años. ¿Tiene la intención de la carne con sus impulsos llegar a ser tan buena para el Espíritu Santo, que ya no es necesario someterla al Espíritu Santo? La auto-gratificación indisciplinada nunca ha sido compatible con una fuerte, vibrante, madurez espiritual. Usted no puede ser un creyente maduro y vivir de la manera que usted elija. Usted no puede darle a la naturaleza todo lo que desea sin defraudar la gracia de Dios.

Romanos capítulo siete, retrata la batalla espiritual de cada cristiano en progreso. Nuestra vieja naturaleza, aunque juzgada, condenada y depuesta en la muerte de Cristo es siempre repugnante contra la pena de muerte. Ésta lucha diariamente para recuperar su supremacía perdida.

El creyente que está en Cristo no sólo ha muerto con Cristo, pero está destinado a, “morir diariamente” con Él, mientras él está en la carne.

Las dos naturalezas, en la actualidad están morando juntas, a pesar de que están en guerra perpetua una con otra. Cuando una es débil, la otra es fuerte. Cuando una pierde la otra conquista.

La crucifixión que nosotros hemos sufrido como creyentes en Cristo es personalizada en nuestra propia persona. El creyente esta, “siempre cargando en su cuerpo la muerte del Señor Jesús.” Nuestra batalla espiritual es una intimidad espiritual con Cristo contra las fuerzas de Satanás. Cristo comenzó una guerra espiritual que no ha terminado para nosotros (Col. 3:9, 10).

Nosotros somos criaturas nuevas en Cristo, cuyo hombre interior es, “renovado día a día.” El nuevo hombre diariamente tiene que luchar contra las fuerzas de mal.

La cruz y la resurrección de Cristo extiende su influencia y poder sobre la vida de los cristianos, hasta el día en que nosotros somos presentados perfectos a nuestro Padre en el cielo. El desarrollo del cristiano hacia la perfección siempre va en dos direcciones opuestas. Hay mortificación, opresión, sujetos al hombre natural, y la nutrición, la renovación y el desarrollo del hombre espiritual que vive dentro.

En la crucifixión del viejo hombre, nosotros hacemos nuestra la muerte de Cristo. La mente carnal debe morir al igual que Cristo fue crucificado. Esta es nuestra experiencia de toda la vida.

Si vamos a ser como Cristo en nuestra práctica diaria, nosotros debemos someter nuestros deseos pecaminosos, comportamientos y  traerlos bajo la influencia de la cruz.

Nuestra santificación es prolongada y perpetuada en nuestras experiencias diarias.

Debemos tener la misma mente de Cristo. Nosotros hemos sido juzgados en la persona de Cristo, sabiendo que Él llevó nuestros pecados en Su muerte, seguir en el camino de la cruz, juzgando y mortificando tolo lo que encontramos en nuestras vidas en contra de Cristo. Todo lo que se opone a Cristo en nuestra vida debe morir. Debemos negar y morir a la expresión de la antigua vida, tal como nosotros lo sabíamos antes de ser cristianos. Debemos rechazar los deseos del Viejo hombre.

El Espíritu Santo siempre nos lleva a la rendición a la voluntad de Dios.

El sufrimiento de Nuestro Salvador es siempre más hermoso, cuando es reproducido en nuestras vidas diarias, cuando morimos a sí mismos, a los deseos carnales y la ambición impía.

Sin embargo, ninguna cantidad de auto-negación de la vieja naturaleza nos hará más santos, a  no ser que seamos llevados al mismo tiempo en una relación más profunda íntima con el Espíritu Santo. Cuando permanecemos en Cristo, andamos como Cristo anduvo.

La auto-negación crea vacíos en el alma que debe ser reemplazado con Cristo y el afecto divino. Es nuestro deseo apropiarse de la vida eterna que Jesús nos ha dado. Esta nueva vida en Cristo crea dentro del creyente más hambre y sed de Él. La meditación de la Palabra de Dios y la contemplación de la naturaleza de Cristo promueve ese fin. En el proceso, nos conforma a la semejanza de Cristo, hasta que hayamos alcanzado la plenitud de la estatura de Cristo, Su vida constantemente impartida y Su carácter se refleja en nuestras vidas (2 Cor. 3:18).

La comunión diaria con Jesús es una cierta manera de vencer el pecado en nuestras vidas. Nuestro crecimiento en la gracia y el conocimiento de Cristo no puede fallar de provocar el sometimiento de la naturaleza. Nuestro hombre natural no puede soportar  el calor abrasador de la presencia pura de Cristo.

Que nuestra mirada fija en Cristo, ciegue nuestros corazones a los deseos no regenerados del estilo de vida.

Oh, bendito el día cuando la batalla es terminada, y nuestra manera de pensar sea como la de Cristo, y seamos presentados sin mancha ante Él, Cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya revestido de inmortalidad.

Aun así, ven Señor Jesús.

Selah!

Mensaje por Wil Pounds (c) 2009 traducido por Katia Blandin

 

 
    Mensaje por Wil Pounds y todo el contenido de esta página (c) 2017 por Abide in Christ, Inc. Cualqier persona es libre de usar y distribuir este material, pero no puede ser vendido bajo niguna circunstancia, y sin la autorizacion del autor. Cotizaciones de escritura de la Santa Biblia Reina y Valera Revision 1995. Usado con permiso.  "RVR1995" are taken from the Reina-Valera 1995 version. Copyright © Sociedades Bíblicas Unidas, 1995. Used by permission. Escritura citas de  "LBLA" es la Biblia de las Américas (c) 1973, y la actualización de 1995 por la Fundación Lockman. Usado con permiso.

     

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