Charles Hodge hizo una pregunta crucial: "Si Dios requiere una cosa, y nosotros presentamos otra, ¿cómo podemos ser salvos? Si Él ha revelado un método en el  cual Él puede ser justo y  aún justificar al pecador, y si rechazamos ese método e insistimos en perseguir un camino diferente, ¿cómo podemos esperar ser aceptados?

La respuesta más segura, por supuesto, está en las Escrituras. ¿Que ha revelado Dios?

El primer hombre pecó, pero no sólo una vez; Adán pecó en numerosas ocasiones. Antes de que él pecara la primera vez, él era justo. Jesús cambia nuestros pecados por Su justicia. Esta era la justicia de un hombre. Sin embargo, Adán nunca tuvo la justicia de Jesucristo, sobre él. Lo que él perdió fue su propia justicia.

Cuando usted y yo ponemos nuestra fe en Jesucristo como nuestro Salvador, no sólo se nos devuelve una justicia humana que Adán tenía antes de la caída. Se nos da la perfecta justicia de Jesucristo. Dios nos da "mucho más" en abundancia, una sobreabundancia de la gracia. Él nos da todo el peso de Su justicia perfecta.

Adán no se puso de pie en su propia justicia. Él cayó. Si intentamos estar de pie en nuestra propia justicia, nosotros también caeremos.

El don de Dios en Cristo supera con creces los efectos del pecado de Adán y todas las demás transgresiones que hemos cometido.

El hecho humillante es que todos estábamos en Adán una vez, y caímos en él. Él trajo el pecado y la muerte a la raza humana por su propio pecado.

¿Cómo podemos usted y yo escapar  de los efectos de la caída de Adán en nosotros?

Podemos ponernos de pie en una justicia divina provista por nuestro sustituto divino que nunca será tomada de nosotros. Es el regalo de Dios para nosotros en Su gracia. El poeta lo expresó bellamente:

Jesús, tu sangre y la justicia

Son mi belleza, mi vestido de gloria.

El apóstol Pablo escribió que hemos recibido, "la abundante provisión de la gracia de Dios y del don de la justicia reinarán en vida por uno solo, Jesucristo " (Romanos 5:17).

Nosotros "reinamos en  vida", incluso ahora a través de Jesucristo. Hemos sido elevados a una posición muy por encima de lo que Adán tenía antes de su caída. No sólo hemos sido "recuperados de la caída, pero hechos para reinar a través de Jesucristo."

La justicia de Jesucristo ha sido puesta a nuestra cuenta, puesta sobre nosotros y es una justicia en abundancia, siempre superabundante.

Debido a que es de la gracia divina, toda la gloria pertenece a Dios. Adán  era la cabeza de la raza humana y trajo la muerte a todos, por lo que nuestro Señor Jesús tomo el lugar del hombre pecador y murió por él,  y trae vida a todos los que creen en Él.

Cada uno de nosotros está en Adán. Sin embargo, la pregunta más importante es, ¿está usted en Cristo? Nosotros  estamos en Cristo solamente a través de la fe.

Nosotros estamos bajo la gracia, porque nosotros estamos de pie delante de Dios como hombres justificados. La gracia es el estado de la justificación. Debido a que hemos sido justificados, nosotros permanecemos justificados y nosotros nunca podemos ser condenados.

Nosotros hemos sido justificados por la gracia solamente, mediante la fe en Cristo solamente. No hay otra manera de tener una posición correcta con un Dios justo y santo.

"Oh, la gracia tan grande para un deudor".

Dios no estaba bajo ninguna presión o coacción para salvarnos. Nada hizo que Jesucristo muriera por nuestros pecados en la cruz. Nada  hizo que Dios acredite la justicia perfecta de Cristo a nuestra cuenta. Dios lo hizo porque Él decidió hacer así de la gracia.

Si usted se opone a la palabra revelada de Dios diciendo: cómo puedo ser salvo por algo que alguien más ha hecho por mí, es probablemente porque usted no es salvo.

La buena noticia para todos en Adán es que un Dios justo por un acto judicial declara a los hombres pecadores estar en una posición correcta delante de Él, no sobre la base de sus méritos propios, porque como pecadores, ellos no tienen ninguno, sino sólo sobre la base de lo que Jesucristo ha hecho, muriendo en nuestro lugar en la cruz. Jesús tomó la pena de muerte por nuestros pecados sobre Sí mismo y murió en nuestro nombre. Ahora esos pecados han sido castigados y Dios atribuye la justicia perfecta de Jesucristo a nuestra cuenta.

¿Usted está en Adán, pero está usted en Cristo?

Selah!

Mensaje por Wil Pounds (c) 2009 traducido por Katia Blandin