Cristo Murió por Mí

 

La salvación está completamente separada de cualquier auto-ayuda. Nosotros no somos salvos por la imitación de la crucifixión o por el ejemplo de Cristo, sino como Lutero concluyó, "esa crucifixión alta mediante el cual el pecado, el diablo y la muerte, son crucificados en Cristo y no en mí ".

La Biblia dice: "El alma que pecaré, ciertamente morirá." Cristo murió para que nosotros podamos vivir. Él pagó nuestra deuda con la justicia de Dios. Hace dos mil años Cristo pagó una deuda moral que perteneció a ti y a mí. Su muerte aseguró la libertad de la deuda y sello el recibo "pagado por completo." Su muerte nos liberó de toda obligación de pagar nuestra deuda espiritual.

La muerte de Cristo es un hecho histórico en un momento y lugar, pero Cristo crucificado, es también un hecho eterno tocante a todos los tiempos con igual cercanía. La crucifixión de Cristo es una realidad siempre presente en la mente y el corazón de Dios. Nuestra reconciliación con Dios depende por completo de ese hecho central de las edades.

Por la fe ponemos nuestras manos sobre la cabeza del Cordero de Dios que fue sacrificado por nuestros pecados. En el sistema de sacrificios del tabernáculo judío, la persona que ofrece el sacrificio puso sus manos sobre la cabeza de la ofrenda y declaro por la identificación sus pecados sobre esa ofrenda. La confesión de la fe cristiana pone su mano sobre la cabeza del sacrificio perfecto de Dios en su nombre. Hay una unidad solemne en el sufrimiento de Cristo y el creyente. Cristo hizo expiación completa para el pecador creyente. Su muerte para el creyente es sumamente personal.

Hay tal identificación que el apóstol Pablo puede decir en Romanos 6:6, "sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo de pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado".

No sólo Cristo murió para que podamos vivir, pero en un sentido muy real, Él murió para que nosotros podamos morir. "En una muerte para todos, entonces todos mueren."

Todo esto es verdad  acerca de nosotros y nosotros lo aceptamos por la fe. Cristo murió por nosotros. Él llevó nuestros pecados y pagó nuestra pena. Debido a nuestra identidad con Él mediante la fe, hemos sido "crucificados con Cristo." Mi alma dice, déjame oír que Cristo murió en el lugar de los pecadores, de los cuales yo soy el primero; Él fue abandonado de Dios, durante esas terribles agonías, porque Él había tomado mi lugar. En la cruz Él pagó la pena de mi culpabilidad. Déjame oír el mensaje que Su sangre limpia de todo pecado, y que ahora podré comparecer ante el tribunal de Dios, no sólo perdonado, pero declarado absuelto. Yo estuve en efecto crucificado en el Calvario, y Él en efecto se pondrá de pie delante del trono en mi persona.

Debido a mi unión vital con Cristo, puedo declarar: Su castigo, la salvación mía; Su  vergüenza, la gloria mía; Sus espinas, la corona mía; Su mérito, mía la recompensa.

 

Selah!

Mensaje por Wil Pounds (c) 2009 traducido por Katia Blandin

 

 
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