Yo Morí.

Cristo murió por mí, y yo morí en Cristo.

Pascal dijo: "Todo lo que sucedió a Cristo debe llegar a pasar en el alma y en el cuerpo de cada cristiano."

El apóstol Pablo declaró: "Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, más vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cuál me amó y se entregó a sí mismo por mí" (Gálatas 2:20). Una vez más, él escribió, "vuestra vida está escondida con Cristo en Dios" (Col. 3:2).

¿Quién murió? Yo  morí.

 En  las cuentas de Dios, incluso ahora nosotros somos entregados por nuestra unión vital con Cristo. Esa relación vital, íntima llena la mente del gran apóstol.

"Yo he sido crucificado con Cristo". "Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús" (Romanos 6:11).

Lo que fue verdad de Pablo es verdad de cada creyente, porque nosotros estamos "en Cristo." Nuestra unión espiritual con Cristo es completamente independiente de todas las condiciones de tiempo y espacio. Y en la profundidad de la intimidad no puede haber diferencia entre el creyente de hoy y los que conocieron a nuestro Señor en la tierra, ya que "por un Espíritu somos todos bautizados en un cuerpo" (1 Cor. 12:13).

Pablo escribe: "que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en Su muerte" (Romanos 6:3). El bautismo en agua por la inmersión es una imagen simbólica de un bautismo espiritual aun mayor, nosotros fuimos colocados en el cuerpo de Cristo cuando creímos en Él como nuestro Salvador.

"En Cristo". "Yo estoy crucificado con Cristo".

¿Ha vuelto a la cruz de Jesús y  se concibe a sí mismo tan identificado con Él en Su muerte y obediencia hasta la muerte cuando Él murió tu muerte? Jesucristo pagó tu pena de muerte en su totalidad. Ahora eres libre para vivir la vida cristiana.

La obsesión del Apóstol Pablo, fue Cristo. “Que yo pueda conocerlo a Él.”

¿Es su obsesión conocer a Cristo en Su sufrimiento, Su muerte, Su resurrección y la gloria?

Nuestra unión espiritual con Cristo es completamente independiente de todas las condiciones de tiempo y espacio. Dado que somos uno con Él por la fe, entonces nuestra muerte en Él fue real.

Martín Lutero escribió: "Creer en Cristo, yo estoy por la fe crucificado con Cristo; de modo que todas estas cosas son crucificadas y muertas conmigo."

Pablo no se refiere a la expiación, porque nadie, incluyendo al creyente puede expiar sus pecados. Esto tomó la sangre sin pecado de Jesús para pagar nuestra deuda. No hay nada en nosotros digno de hacer expiación por el pecado. Cristo es el único, nunca Cristo más algo en o de nosotros mismos, nos hace justos ante Dios. Sin embargo, hay para el creyente una comunión que puede ser establecida en la identificación con Cristo a través de Su muerte.

El apóstol Pablo nos dice "contar" en el hecho de que nosotros morimos en Cristo. La palabra significa "tener en cuenta, contar, estimar." La obra de Cristo es atribuida a nuestra cuenta. Tenemos que creer que realmente es verdadero en nuestras vidas. Cristo ha puesto Su justicia a nuestra cuenta, y, además, el poder del pecado ya no tiene dominio sobre nosotros.

Pablo no dice que nos sintamos como si estuviéramos muertos al pecado, sino que actuar en la Palabra de Dios y  reclamarlo como un hecho. Tener en cuenta es una cuestión de fe que resulta en acción. Tener en cuenta no es reclamar una promesa, es tomar a Dios en Su palabra y actuar en un hecho. Dios no nos manda a hacernos muertos al pecado. Él nos dice que estamos muertos al pecado y vivos para Dios. Por lo tanto, Él nos manda a actuar en esa verdad. Incluso si no actuamos en ella, los hechos siguen siendo ciertos. Porque el pecado y la muerte no tienen dominio sobre Cristo, y nosotros estamos "en Cristo" el pecado y la muerte no tiene dominio sobre nosotros. Jesús Cristo no sólo murió "por el pecado", pero también murió "al pecado." Eso significa que Jesucristo no sólo pagó el castigo por mis pecados, sino que rompió el poder del pecado en mi vida. El pecado ya no es el dueño de nuestras vidas. Ya no nos controla. Estamos muertos en Cristo, y vivo a Su justicia.

Selah!

Mensaje por Wil Pounds (c) 2009 traducido por Katia Blandin