Muertos al Pecado

 

El apóstol Pablo escribió de Cristo, "Porque en cuanto murió, al pecado murió una vez por todas; más en cuanto vive, para Dios vive. Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro" (Rom. 6:10-11).

"El viejo hombre" del creyente o el "antiguo yo" es lo que él era espiritualmente antes de que él creyera en Cristo, cuando él aún estaba en pecado, impotente, depravado, impío y  aun un enemigo de Dios.

Nuestra naturaleza caída no fue cambiada en la conversión. No fue aniquilada, pero fue "hecha inactiva, ineficaz" (Rom. 6:6). Nuestro cuerpo físico no es pecaminoso. Es neutral y puede ser controlado por el pecado o por el Espíritu Santo. Fue controlado por el pecado antes de que nosotros confiáramos en Cristo para la salvación.

"En Cristo Jesús nosotros morimos al pecado, y la vieja naturaleza es crucificada, para que la vieja vida sea hecha inoperante." Este es un gran hecho de apoyo para el creyente. Ahora que hemos muerto con Cristo, el poder de control del pecado es roto y se vuelve impotente o ineficaz (Romanos 6:3-5).

Hay un cambio en la relación con Dios y el pecado. Debido a esta nueva unión vital con Cristo, el creyente tiene ahora una nueva relación con Dios y con diferentes actitudes hacia el pecado. El pecado ya no es su amo. Cristo es el nuevo amo. Nosotros ya no queremos seguir en el pecado. Ahora que nosotros estamos en Cristo tenemos una elección, elegimos el pecado, o elegimos obedecer a nuestro nuevo Amo.

En nuestro estado no regenerado,  nosotros éramos esclavos del pecado. Ahora que nuestro viejo hombre fue crucificado con Cristo, nosotros hemos sido liberados de esa esclavitud. "Cualquier persona que ha muerto ha sido liberado del pecado." Hemos sido declarados justos, "liberados", con el resultado que el pecado ya no tiene el derecho legal  de forzarnos en su esclavitud. El pecado ya no es el amo de los creyentes, porque él ha muerto con Cristo y resucitado con Él "sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado" (Romanos 6:6).

No sólo Cristo murió por mí, pero yo morí con Él. Esa es mi nueva identificación. Ya no estoy identificado con el primer hombre, Adán, pero con el Segundo hombre, Cristo. Cristo pagó mi deuda de pecado y rompió el poder del pecado sobre mí. Por Su sustitución por mí en la cruz, Cristo cargo mi cuenta con Su propia justicia atribuida. Por la identificación conmigo, Él impartió o hizo esa justicia una parte de mi vida diaria. La justificación es también una relación viva con Jesucristo. Es una justificación que trae vida. Yo estoy en Cristo e identificado con Él y cualquier cosa que le pase a Cristo ahora me pasa a mí. Cuando Cristo murió, yo morí. Cuando Él resucitó de los muertos, yo resucite con Él. Es un hecho que ahora estoy sentado con Cristo en los lugares celestiales (Efesios 2:5-6; Col. 3:1-3).

El creyente está "muerto al pecado." Yo estoy crucificado con Cristo. "En Cristo Jesús, nosotros hemos muerto al poder del pecado, para que ya no deseemos seguir en el pecado. Ya no es nuestro maestro. Antes de que fuéramos salvos, nosotros teníamos una relación amistosa en la cual nosotros estábamos totalmente rendidos  y sujetos a la naturaleza pecaminosa. Nosotros estábamos bajo el control del poder del pecado. Es nuestro hábito de vida. Ahora estamos vivos en Cristo. Cristo nos resucitó de entre los muertos y ahora andamos en el poder de Su resurrección. La cuestión es que el creyente no escoja continuar en una comunión amistosa dependiente en el pecado.

La muerte de Cristo no sólo pagó nuestra pena por el pecado, pero Dios también lo utilizó para romper el poder del pecado que mora en nuestra vida.

El cristiano no está forzado a vivir de nuevo su vida bajo el control de la naturaleza del mal. Nosotros seguimos siendo un agente moral libre, capaz de elegir el bien y el mal, pero es imposible para el cristiano mantener una relación habitual con el mal, la cual él mantuvo antes de que él fuera salvo.

El cristiano tiene ahora la autoridad y el poder de decir no al pecado. Usted no tiene que obedecer a la naturaleza pecaminosa. Usted ahora tiene una naturaleza divina, puede optar por responder a esa naturaleza en Cristo. Usted es libre de elegir. Usted no tiene que hacer lo que no quiere hacer. Usted puede ser tan santo como usted decide ser.

 

Selah!

Mensaje por Wil Pounds (c) 2009 traducido por Katia Blandin

 

 
    Mensaje por Wil Pounds y todo el contenido de esta página (c) 2017 por Abide in Christ, Inc. Cualqier persona es libre de usar y distribuir este material, pero no puede ser vendido bajo niguna circunstancia, y sin la autorizacion del autor. Cotizaciones de escritura de la Santa Biblia Reina y Valera Revision 1995. Usado con permiso.  "RVR1995" are taken from the Reina-Valera 1995 version. Copyright © Sociedades Bíblicas Unidas, 1995. Used by permission. Escritura citas de  "LBLA" es la Biblia de las Américas (c) 1973, y la actualización de 1995 por la Fundación Lockman. Usado con permiso.

     

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