La palabra "bautismo" no es la traducción del trabajo Griego en Romanos 6:3-4, sino una transcripción ortografía deletreada en las cartas Inglesas. La palabra en la lengua original significa sumergir. El uso figurado de la palabra significa asumir una nueva identificación. Después de que yo meto una camisa blanca en tinta roja, yo no me refiero a ella como la camisa "blanca", pero como la camisa roja. Esta tiene una nueva identificación.

El apóstol Pablo escribió: "¿No sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús hemos sido bautizados en su muerte?" (Rom. 6:3).

La palabra Baptizo en Romanos seis significa "la introducción o colocación de una persona o cosa en un nuevo entorno o en unión con algo más con el fin de modificar su condición o su relación con su entorno anterior o condición".

Pablo se está refiriendo al acto de Dios, cuando Él introduce a un pecador creyente en una unión vital con Jesucristo. En esta relación vital el poder de su naturaleza pecaminosa es roto y la naturaleza divina implantada a través de su identificación con Cristo en Su muerte, sepultura y resurrección. La relación del creyente a su estado anterior y el medio ambiente es cambiado, y él ahora tiene un nuevo entorno que es definido cuando está "en Cristo".

Dios nos colocó en Cristo, cuando Él murió para que nosotros pudiéramos compartir Su muerte y  así  heredar los beneficios de la identificación con Él. Nosotros fuimos colocados en un nuevo entorno, Cristo. Nosotros tenemos una unión vital con Cristo. Pablo declara que nosotros estamos "en Cristo". En nuestro nuevo ambiente en Cristo, tenemos la justicia y la vida. Nuestra condición es cambiada de un pecador a la de un santo.

El Espíritu Santo nos bautizó en Cristo. Él nos colocó en Cristo para que podamos compartir Su muerte y ser separados de la naturaleza del mal. Él también nos colocó en Cristo para que podamos compartir Su resurrección y tener Su vida divina impartida en nosotros. El Espíritu del Cristo resucitado nos imparte una nueva calidad de vida. Se trata de una nueva fuente de vida que Dios nos imparte. Es sólo a través de esta nueva fuente de vida que tenemos la energía ética y espiritual para vivir la vida cristiana.

¿Por qué Dios hizo esto por nosotros? Nosotros compartimos la resurrección de Cristo, a fin de que podamos ordenar nuestro comportamiento en el poder de esta nueva vida. Con el poder de este nuevo poder, nosotros podemos decir no al pecado y sí a la morada de Cristo. Nosotros no tenemos que mantener la misma relación con el pecado,  que nosotros teníamos la costumbre antes de ser cristianos.

"Porque somos sepultados juntamente con él para muerte con el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos para vida nueva" (Rom. 6:4).

El bautismo en agua simboliza el poder de la naturaleza pecaminosa rota, porque estamos muertos en Cristo, y el poder divino que tenemos en nuestra identificación con Su resurrección. Nosotros ahora hemos sido liberados permanentemente del poder del pecado. Dios nos ha impartido una naturaleza divina, vida nueva, el nacimiento espiritual, y ahora podemos responder a ella en lugar de responder al pecado.

 El apóstol Pablo nos manda a vivir "como instrumentos de justicia a Dios" (Romanos 6:13). Nosotros no hacemos esto en nuestra fuerza, pero en Su poder de la resurrección.

Se trata de una resurrección que restaura la imagen perdida de Dios, en la cual nosotros fuimos creados para hacernos concientes en la semejanza de Cristo. Somos criaturas nuevas en Cristo Jesús.

Un día, cuando Cristo regrese, nosotros estaremos de pie con Él con cuerpos resucitados en la gloria. Nuestra naturaleza, cuerpo, alma y espíritu "serán" vivificados en Cristo. "Y si estamos en nuestro Señor, nuestra restitución física  es asumida en nosotros con  igual seguridad con nuestro espíritu.

Nosotros disfrutamos de la justicia de Cristo ahora, y en el gran día de la resurrección nosotros seremos vestidos de la gloria incorruptible de los cuerpos redimidos (Rom. 6:9; Ap. 20:6).

Nosotros compartimos en el poder de la resurrección hoy (Col. 3:1, 3). El creyente no puede vivir deliberadamente en pecado, porque tenemos esta nueva relación y la identificación con Cristo. Hemos muerto a la vieja vida, y  hemos sido resucitados para disfrutar de una vida nueva en Cristo. Porque estamos vivos en Cristo se nos exhorta a "caminar en  la nueva vida al permanecer en Cristo."

Muerto en Cristo, resucitado de los muertos-vivo en Cristo y libre para caminar en la novedad de Su vida.

Selah!

Mensaje por Wil Pounds (c) 2009 traducido por Katia Blandin