"Revestido de Cristo"

Todo cristiano está en una guerra total con Satanás. Dios nos ha equipado con armadura espiritual inigualable e incomparable para esta batalla. Es nuestra responsabilidad resistir al diablo. Cuando usted lo rechaza con el poder de Cristo que mora en nosotros, "el huirá de usted".

Cristo nos da su fuerza poderosa (kratei) para resistir a las estrategias de Satanás (Filipenses 4:13). No soy yo, sino Cristo en mí, que tengo este poder victorioso y abrumador.

Nuestra responsabilidad en esta guerra espiritual es "Vestíos de toda la armadura de Dios" (Efe. 6:11). Usted nunca va a ganar en la guerra espiritual, sin ella. Mediante el uso de la armadura Dios nos ha proporcionado "Estar firmes contra las asechanzas del diablo" (v. 11). En esta guerra espiritual (v. 12) Nosotros debemos "tomar completa la armadura de Dios" para poder "resistir" a Satanás y "Estar firmes" (v. 13). El apóstol Pablo hace un llamamiento urgente para el creyente a llevar su "postura".

Cristo es nuestra verdad.

Jesús dijo, "Yo soy el camino, y la verdad, y la vida, nadie viene al Padre sino por mí" (Juan 14:6). En su gran oración sacerdotal, Jesús pidió al Padre, "Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad" (17:17). Satanás es un mentiroso y en todas sus formas siempre lo será (Juan 8:44). La verdad en Cristo es la integración fuerte, que fuerza en nuestras vidas. No se puede derrotar a un hombre de integridad, porque tiene una conciencia limpia delante de Dios y un mundo que observa.

Cristo es nuestra justicia.

"Más por El estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención» (1 Cor. 1:30). Nuestra justicia es "la que es por la fe en Cristo, la justicia que viene de Dios sobre la base de la fe" (Filipenses 3:9). La "justicia santificadora de Cristo" guarda el  corazón del creyente en nuestras batallas diarias con Satanás (Romanos 6:13; 14:17). Sólo cuando protegemos nuestros corazones podemos ser soldados estables (2 Cor. 5:21; Ef. 4:24). La justicia de Cristo nos da la seguridad durante los ataques de Satanás. Tenemos una justicia posicionada en Cristo, que produce una justicia práctica en nuestra vida diaria.

Cristo es nuestra paz.

En un mundo hostil, amargo, el cristiano tiene "la paz" (Juan 16:33; Fil. 4:7; Rom. 5:1). Tenemos su paz, que es justamente lo contrario de lo que el mundo ofrece. Nuestra paz con Dios proviene de una relación correcta con Cristo. Con la paz con Dios, tenemos un evangelio para compartir con el mundo (Romanos 10:15; Isa. 21:7; Ef. 2:14). Nuestro "paz con Dios" nos ofrece la «paz de Dios" para mantenernos y fortalecernos cuando las circunstancias van en contra de nosotros.

Cristo es nuestra fe.

Nuestra responsabilidad consiste en "puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, la cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios" (Hebreos 12: 2; 2. cf. Lucas. 22:31-32; 2 Cor. 4:8-9, 16-18). Nuestras respuestas a las circunstancias diarias son dramáticamente diferentes cuando confiamos en Cristo. ¿Te has apropiado por la fe, del poder de Dios en Cristo? "Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí, y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí" (Gálatas 2:20).

Cristo es nuestra salvación.

Simeón en el Templo bendijo al niño Jesús diciendo: "Porque han visto mis ojos tu salvación" (Lucas 2:30, cf. 1 Tes. 5:8; Romanos 8:24; Hechos 4:12). No hay nada de inseguridad acerca de este casco de la salvación. Es firme y sólido en Cristo. Satanás ataca la mente del creyente, como lo hizo con Eva. Si él puede conseguir un asimiento en tu imaginación, él tiene sanguinario dominio sobre ti (2 Cor. 11:3; 10:3-7; Ef. 4:20-21).

Cristo es la Palabra de Dios.

Jesús es la palabra final de Dios para el hombre (Juan 1:1, 14; Heb. 1:1-3). La espada dada por el Espíritu es la Palabra de Dios (Mateo 4:3-11, Heb. 4:12, Hechos 2:37, 5:33). Él es "viva y eficaz." El Espíritu escribió la palabra, ejerce la Palabra y siempre apunta a la Palabra viva. Hemos vencido a Satanás por las palabras en particular (rema) o de porciones de las Escrituras que aplicamos a nuestras vidas (Salmo 119:11).

Cristo se apropió a nosotros por fe (Ef. 6:18; Prov. 23:7; 2 Cor. 3:18). Hemos de orar sin cesar "en el poder y la esfera del Espíritu" con todo tipo de oración y peticiones (Efesios 6:18; Hebreos 10:19-20). Sólo así puede nuestra voz ser escuchada por encima de la multitud y la plebe de los filósofos del mundo, los movimientos de la Nueva Era y las sectas con sus nuevas "revelaciones" de Dios (vv. 19-20).

Cuando confiamos en Jesucristo recibimos la armadura de Dios. Él es "toda la armadura de Dios." Nosotros vamos a "Vestirnos del Señor Jesucristo" (Romanos 13:14) por la fe y confianza en él por la victoria. De hecho, nos ponemos la armadura en el momento en que  confiamos en Cristo para la salvación, y nosotros debemos apropiarnos de él por fe cada día. Esa es la única manera de vivir en victoria.

Nunca, nunca, nunca se quite la armadura por un momento! "Revestíos en Cristo!"

Selah!

Mensaje por Wil Pounds (c) 2009 traducido por Katia Blandin