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Mensaje por Wil Pounds y todo el
contenido de esta página (c) 2017 por
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autorizacion del autor. Cotizaciones de
escritura de la Santa Biblia Reina y
Valera Revision 1995.
Usado con permiso.
"RVR1995" are
taken from the Reina-Valera 1995 version. Copyright
© Sociedades Bíblicas Unidas, 1995. Used
by permission. Escritura
citas de "LBLA"
es la
Biblia de las Américas (c) 1973, y la
actualización de 1995 por la Fundación
Lockman. Usado con permiso.
Haga
lo Imposible
Jesús vio
a un hombre de treinta y ocho años de edad, acostado
en su camilla cerca del estanque de agua en Betesda
y acercándose a él, le dijo "¿Quieres ser sano?"
(Juan 5:5-6).
Cristo le
dijo al hombre que hiciera lo imposible.
"¡Levántate! Recoge tu lecho, y anda".
El apóstol
Juan nos dice: "Y al instante aquel hombre fue
sanado, y tomó su lecho y anduvo" (v. 9).
Este
hombre no podía ayudarse así mismo. Sólo el poder
divino de Jesucristo, capacito al hombre para
levantarse y caminar. Fue un milagro que Jesús
realizó en el estanque de Betesda.
Este
milagro es un ejemplo notable de la condición
espiritual de cada individuo. Usted y yo no podemos
ayudarnos espiritualmente; nuestra salvación depende
solamente de la gracia de Dios. Así como este hombre
físicamente paralítico no podía ayudarse a sí mismo,
nosotros estamos totalmente incapacitados en nuestra
condición de pecadores para influir de alguna manera
en nuestra salvación.
Aquellos
individuos con discapacidad tendidos en el estanque
estaban sin fuerzas para ayudarse a sí mismos. Juan
los describe como ciegos, cojos y paralíticos. El
pobre hombre le dijo a Jesús: "Señor, no tengo quien
me meta en el estanque cuando se agita el agua; y
entre tanto que yo voy, otro desciende antes que yo"
(v. 7). Qué triste es el hombre que sólo conoce el
hombre.
Esta
es una descripción gráfica y válida de nuestra
depravación humana sin Jesucristo. Nosotros
espiritualmente estamos enfermos, ciegos, cojos y
paralíticos.
Al igual
que el hombre paralítico nosotros somos débiles,
incapaces, impotentes como se describe en Romanos
5:6. "Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su
tiempo murió por los impíos", "impotente". El léxico
Griego dice: "enfermos, débiles, incapaces de lograr
algo grande, desprovistos de poder entre los
hombres, lentos para hacer el bien".
Cuando
Jesús llegó al estanque, nadie se
levantó a saludarlo porque ellos eran impotentes.
Nadie tendió la mano para saludar a Jesús, porque
eran paralíticos. Sin embargo, nosotros vemos que
Jesús se mueve entre ellos y sana al más impotente y
desvalido pecador.
La Biblia
hace un énfasis claro que Dios no ayuda a aquellos
que se ayudan a sí mismos. Él ayuda a los
desvalidos. Él provee para los impotentes.
Nosotros
somos impotentes de dejar de pecar, sin el trabajo
del Espíritu Santo morando en nosotros (2 Ped.
12-16). Nosotros somos cojos espiritualmente sin la
gracia salvadora de Dios.
Dios
muestra su amor para con nosotros en el Calvario,
cuando éramos totalmente desvalidos. Cristo murió
por nosotros cuando nosotros éramos impotentes.
Cuando fue imposible para nosotros hacer algo por
nosotros mismos, Cristo vino y murió por nosotros en
la cruz. No hay nada que podamos hacer por nosotros
mismos para satisfacer a un Dios justo.
En Marcos
2:1-5 tenemos a un hombre impotente que no podía
venir por su propia cuenta. Sus amigos abrieron el
techo y lo bajaron a los pies de Jesús. Él
Necesitaba a alguien para llevarlo a Jesús.
Que
comentario tan poderoso contra nuestra depravación
humana, cuando Jesús explicó, "Ninguno puede venir a
mí, si el Padre que me envió no le trajere" (Juan
6:44).
Los
hombres y las mujeres sin la iluminación del
Espíritu Santo no pueden entender la verdad de Dios
(1 Cor. 2:14). La palabra de Dios y la salvación por
la gracia solamente, por la fe solamente en la
muerte de Cristo, son tonterías para los ciegos
espiritualmente. Ellos son ciegos espirituales a la
verdad de Dios en Cristo.
Además,
nosotros somos espiritualmente sordos hasta que el
Espíritu de Dios nos permite escuchar la verdad de
Dios. Esa es la obra del Espíritu Santo en nuestros
corazones (Juan 8:43).
Jesús le
dijo a un gran líder religioso judío, "De cierto, de
cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no
puede ver el reino de Dios" (Juan 3:3). El reino de
Dios es un reino espiritual. No puede ser visto con
los ojos físicos. Pero para los espiritualmente
regenerados, Él da la vista.
En otra
ocasión, Jesús sanó a un hombre que había nacido
ciego y luego explicó a los dirigentes religiosos
hostiles, que eran ciegos espiritualmente a las
cosas, como lo demuestra su negativa de creer que
Jesús era el Hijo de Dios (Juan 9:39-41 ). El ciego
sanado vio a Jesús, creyó y lo adoro (vv. 37-38).
¿Cómo
podemos caminar en el camino estrecho espiritual de
justicia si nosotros somos ciegos? Y si nuestro
amigo está espiritualmente ciego, ambos caemos en la
zanja. Las personas espiritualmente ciegos están
siguiendo cada forma de guías espirituales ciegos
que se disfrazan de ángeles de luz.
Los
hombres son espiritualmente ciegos, hasta que el
Espíritu Santo abre sus ojos. El ciego no podía
verlo moverse entre ellos, hasta que Él los toco.
Nosotros
somos cojos espiritualmente, porque nosotros estamos
ciegos espiritualmente.
Además,
hay una parálisis espiritual que se apodera de una
persona que nunca ha venido a Cristo. Nosotros
sabemos hacer el bien, pero nos encontramos con una
sensación de parálisis, y es imposible hacer lo que
sabemos que es lo correcto (Romanos 7:18). Nosotros
sabemos ser como Cristo en nuestro comportamiento,
emociones y acciones, pero somos impotentes, hasta
que Cristo nos libera de la esclavitud. Es como que
algo o alguien tienen un dominio extraño sobre
nosotros.
¿Cuál es
la solución a una enfermedad tan terrible? Cristo
vino a traer sanidad a los ciegos, cojos y
paralíticos espiritualmente.
La gracia
soberana salvadora de Dios, salva a los pecadores
que son ciegos, impotentes y paralíticos. ¿Si
nuestra salvación eterna dependiera de nosotros,
quién podría alguna vez ser salvo? No yo, sin duda.
Lo que necesito es Su gracia salvadora. Nosotros no
tenemos la fuerza para levantarnos nosotros mismos.
No podemos salvarnos a nosotros mismos. En lugar de
esperar a que nos levantemos y vengamos a Él para la
salvación, Él viene a nosotros,
abre nuestros ojos, nos libera del dominio que
Satanás tiene sobre nosotros, y nos levanta para
estar con Él (Efesios 2:5-7) . El "Hijo del Hombre
vino a buscar y a salvar lo que se había perdido"
(Lucas 19:10).
Agradezco
a Dios todos los días que Jesús vino a buscarme,
porque yo estaba ciego, cojo y paralítico. Esto
sería un insulto hacia Dios de mi parte ahora que Su
gracia ha intervenido en mi vida, ponerme de pie y
jactarme de lo que yo he hecho. El espiritualmente
suficiente nunca será salvo. Usted y yo nunca
podemos cambiar nuestra condición espiritual, pero
Dios en Cristo puede.
Mis
pecados han sido tratados en la sangre de
Jesucristo, y Él gentilmente me ha dado una nueva
vida por la fe en Él. ¿Ha hecho Jesucristo lo
imposible en su vida?
Selah!
Mensaje por Wil Pounds (c) 2009 traducido por Katia
Blandin
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