Ya que nosotros somos la obra de Dios, creados en Cristo Jesús para buenas obras, es imperativo que nos sometamos a Su mano creativa, y le permitamos que termine el trabajo que Él ha comenzado.

Con el nuevo nacimiento, Dios ha comenzado el carácter de Su pueblo que nos transforma a la semejanza de Su Hijo. Ninguna mente humana alguna vez podría concebir o comprender el diseño lleno de la sabiduría infinita y el amor de Dios. Nosotros tendremos que esperar hasta el día en que Cristo venga, o cuando nos encontremos con Él en la muerte, para conocer Su carácter perfecto. Nosotros somos ahora mismo los hijos de Dios, pero "no ha aparecido aún lo que seremos." Pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es" (1 Juan 3:2).

Nosotros somos amados por Dios y hemos sido nacidos de nuevo, ahora somos Sus hijos. Pero aún ahora, no ha sido revelado claramente a nosotros lo que seremos. Sin embargo, nosotros sabemos absolutamente que cuando Él venga le veremos tal como Él es. Y todo el mundo que tiene esta esperanza en Él, esta continuamente purificándose así mismo tal como Él es puro.

La realidad actual es que somos hijos de Dios por el nuevo nacimiento y adopción en la familia de Dios. Él quiere que pasemos la eternidad con Él. Sólo una persona que conoce a Dios a través de una relación personal con Jesucristo, sabe lo que significa ser un hijo de Dios.

Cuando Jesucristo venga por segunda vez todos los creyentes verdaderos en Él serán como Él (Fil. 3:20-21). Ellos tendrán nuevos cuerpos, glorificados, resucitados adaptados para el cielo. Esa esperanza en Su venida conduce a una vida de integridad personal. Nosotros queremos vivir vidas que sean agradables a Él.

Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman" (1 Cor. 2:9; cf. Isa. 64:4).

Nosotros no sabemos los detalles completos de esta "semejanza de Dios." Pero sí sabemos que seremos como Cristo, porque nuestro destino y gloria es ser como Él (Ro. 8:29). Nosotros seremos como Jesús, quién es como Dios (2 Cor. 4:6).

Ya que no sabemos el resultado final de nuestra redención, ¿Quiénes somos nosotros para dictar a Dios lo que queremos llegar a ser? Él es el alfarero, nosotros somos la arcilla. Dejemos que Él elija el resultado. Dejemos que el autor de nuestra salvación, también sea el Acabador.

La psicología popular, la filosofía de autoayuda, los movimientos de la nueva era descarriaran a muchos con su humanismo secular (1 Juan 3:10). Debido a que ellas sólo pueden reformar al hombre depravado, ellas no pueden hacer lo que sólo Dios puede hacer a través de Su Espíritu Santo (Efesios 4:24; Heb. 12:10). En cambio, nosotros somos "hechos partícipes de Su naturaleza divina" (2 Ped. 1:9; Ef. 4:13).

La obra de Dios es para "presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre" (Col. 1:28; cf. Efe. 4:13).

¿Quién soy yo para imponer a la obra de Dios mis errores del humanismo, cuando Él tiene un gran objetivo en mente? Cuánto mejor es venir ante Él, y rendirnos al Espíritu Santo para aplicar la verdad de Dios a nuestras vidas.

Nosotros fuimos diseñados para ser como Cristo. Por lo tanto, es nuestro mejor interés encontrar en la Palabra de Dios, lo que Él es y someternos al Alfarero divino. "No yo, sino una vida centrada en Cristo." El hombre carnal es egoísta, depravado, pecador. El hombre o la mujer en Cristo están siendo conformados a la imagen y carácter de Cristo. Yo quiero ser como Cristo puro en carácter y santo.

A. T. Robertson dijo: "El poder transformador de la visión de Cristo (1 Cor. 13:12) es la consumación del proceso glorioso que comenzó en el nuevo nacimiento (2 Cor. 3:18)."

C. H. Spurgeon escribió sabiamente: "usted puede sonrojarse de su propio trabajo; lo cual es obra del diablo, usted está obligado a  detestar; pero lo que es la obra del Espíritu Santo en usted, llevara inspección, y ningún miedo de culpa debe ser motivo para ocultarlo. Deje su mansedumbre, su amabilidad, su justicia propia, su verdad, su pureza aparentada a todos los hombres. Nunca permita que sea una pregunta si usted es un cristiano."

Usted es la obra de Dios, creado en Cristo Jesús para buenas obras. Deje que Él termine Su producto. Él no crea basura. Su trabajo siempre es perfecto y siempre es hermoso en Sus ojos. ¿Por qué conformarse con el segundo mejor escogiendo por usted mismo? Nosotros somos obra de Dios y esto siempre significa que Él nos da lo mejor. ¿Qué está allí que Dios no puede hacer por usted mucho mejor, de lo que usted alguna vez puede hacer por usted mismo?

"Porque somos Su obra, creados en Cristo para buenas obras." No estropee Su nueva creación.

Selah!

Mensaje por Wil Pounds (c) 2009 traducido por Katia Blandin