El mal en nuestro mundo es una realidad que cada persona pensadora debe enfrentar, pero no tiene que ser fatal para el cristiano.

El hecho que nunca cambia: Dios es bueno. Dios es omnipotente, Dios es omnisciente y Él es omnipresente. Nosotros interpretamos los acontecimientos del día por las verdades conocidas, no por lo desconocido. De hecho, nosotros interpretamos lo desconocido a la luz de lo conocido.

Agustín dijo: "Dios juzgó es mejor traer el bien del mal, que sufrir ningún mal que existe".

Usted debe reconocer que existe el bien por el mal que existe. No puede haber ningún mal sin estar el bien allí. La providencia de Dios se extiende sobre el bien y el mal. Además, Su voluntad es absolutamente buena y perfecta porque Él es un Dios justo.

Dios tiene buenas razones para que exista el mal, aunque Él no lo creó. El mal no puede existir, a menos que Dios lo dispuso, por lo tanto Él puede utilizarlo para Su gloria y para nuestro bien.

Una premisa falsa comúnmente oída en nuestros días es, porque el mal existe en el mundo, no hay ningún Dios. El razonamiento es que si Dios es todopoderoso, soberano y totalmente bueno, Él no permitirá que el mal tenga lugar.

El mal es sólo un problema, si existe el bien. Sólo porque existe el bien y el mal puede usted tener un problema. Si no hay Dios, usted no puede explicar el bien y el mal. La única base para asumir ambos es porque hay una ley moral, una norma por la cual determinar el bien y el mal. No puede haber ninguna ley moral, sin un Absoluto moral.

Como Ravi Zacharias, observa: "Si no hay un Legislador moral no hay una ley moral; si no hay una ley moral, no existe el bien, si no existe el bien no existe el mal".

Por lo tanto, la idea del mal debe  causar que busquemos a Dios en Su bondad, en lugar de huir de Su presencia y negar Su existencia.

¿Por qué Dios recibe toda la culpa por las cosas malas que pasan? ¿Por qué no recibe Él el crédito por todo el bien que disfrutamos aún cuando Él no nos debe nada?

G. Campbell Morgan observa de modo penetrante: "Los hombres de fe son siempre los hombres que tienen que enfrentar los problemas. Limita a Dios y todos tus problemas serán terminados. Si no hay ningún Dios en el cielo, entonces no tenemos ningún problema sin el pecado y el sufrimiento. Pero el momento en que usted admite la existencia de un Dios todopoderoso,  soberano,  usted esta cara a cara con sus problemas. Si usted no tiene ninguno, yo cuestiono la fuerza de su fe. "

Además, sólo el necio dice en su corazón, "No hay Dios" (Salmo 14:1).

El mal, por lo tanto, debería hacer que nosotros caigamos de rodillas y nos inclinemos en humildad en la presencia del Señor Dios. El propósito del mal en la providencia de Dios es hacer que nosotros le busquemos. C.S. Lewis dijo, "Dios nos susurra en nuestro placer, nos habla en nuestra conciencia, pero nos habla en voz alta en nuestros dolores: esto es Su megáfono para despertar a un mundo sordo".

El Dios de la Cruz entiende el mal y el sufrimiento. La cruz de Jesucristo nos dice que Dios es bueno y que Él nos ama. La cruz de Jesús nos recuerda que Dios toma el mal y lo utiliza para nuestro bien. Dios está siempre en control absoluto.

En la cruz, Dios todavía hacia la pregunta, que Job hizo, "¿Quién, pues, podrá estar delante de mí? ¿Quién me ha dado a mí primero, para que yo restituya? Todo lo que hay  debajo del cielo es mío" (Job 41:10 b-11). El control soberano de Dios nunca es interrumpido.

El ejemplo más grande de la historia de Dios, tomando el mal más grande y sacando de ello el bien más grande, fue en la cruz de Jesucristo. Nadie hay experimentando nunca ningún mal tan profundo, que este exhibido en la crucifixión de Jesús. Este fue el mejor ataque de Satanás contra Dios. Debido a la cruz, Satanás fue derrotado. Cristo resucitó de la tumba y derrotó a Satanás y el mal. Ahora podemos declarar que Dios hace que todas las cosas trabajen juntas para Su gloria (Romanos 8:28).

Cuando Dios guarda silencio, recuerda que Él  aún está en control completo. Nosotros no podemos saber la razón del "por qué", pero el Señor sabe por qué, y eso es suficiente.

"Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro" (Romanos 8:38-39).

Selah!

Mensaje por Wil Pounds (c) 2009 traducido por Katia Blandin