Cuando yo era un adolescente, Yo disfrutaba ver el programa de televisión semanal, "Usted está allí" Sin embargo, siempre había una parte del programa que yo temía. Cada uno de los grandes hombres retratados en la historia, todos morían al final del programa. Había siempre el panorama del cortejo fúnebre. Ese panorama siempre traía miedo y pavor a mi corazón, porque yo sabía que unos días todos mueren, incluyéndome a mí.

Sin embargo, el cristianismo me da una perspectiva totalmente diferente de la muerte. Para mí ya no es una cosa que temer, pero un momento maravilloso de triunfo. Mi muerte física será sólo una puerta que conduce a la plenitud de la vida en Cristo.

En vez de algo que temer como un horrible final para la existencia, el cristiano lo ve como una puerta abierta a una mayor presencia del Señor Dios. Es sólo la continuidad de la vida que comenzó en el momento en que yo puse mi fe en Jesucristo como mi Salvador y Señor.

Con la muerte de mi padre, yo me sentí huérfano, aún como un hombre adulto sirviendo a Cristo. El Espíritu Santo centró mi mente y mi corazón en 1 Corintios 15. Cuando yo estudie ese gran capítulo verso por verso, oración por oración, frase por frase y con referencias cruzadas entre cada declaración en la Biblia, el Espíritu Santo aplico a mi corazón el maravilloso triunfo de Jesucristo sobre la muerte y la tumba. Dios me dio una tremenda sensación de paz que Cristo es el Señor de la muerte.

Para el creyente en Cristo, la muerte no es el final de la vida, es sólo el comienzo de una vida más rica, más profunda en Cristo. La muerte no es el final de nuestra personalidad. Este cuerpo perecedero como un cascarón vacío, es dejado atrás, pero en Su triunfo sobre la tumba,  Jesús nos da otro cuerpo que está hecho para el cielo y la eternidad (1 Cor. 15:35-38; 1 Tes. 4:13-18).

Jesucristo es el Señor de la muerte y la tumba. La muerte ha sido devorada en Su victoria. Por lo tanto, mi muerte es también devorada en la victoria en la muerte, porque Jesucristo es el Señor de la muerte. Esto no es sólo un juego de palabras. Es una declaración de hecho. Debido a que Jesucristo es el Señor de la muerte, mi vida no termina con la muerte, esto continua mientras Jesús viva, y Él es eterno. La muerte no es rival para el poder de la resurrección triunfante de Dios.

¿Por qué estoy tan seguro de estas verdades? En primer lugar, debido a la evidencia histórica de que Jesús está vivo. Él resucito de los muertos. La historia está llena de pruebas de Su resurrección de los muertos.

La segunda razón es porque yo he muerto. Yo fui crucificado con Cristo y resucitado a la novedad de vida con Jesucristo. Esta es la cosa más importante que jamás haya tenido lugar en mi vida. Debido a que Jesús está vivo, yo estoy vivo. Todo en mi vida ahora se mueve hacia Su regreso. La vida para el creyente en Cristo comienza en la fe personal y la aceptación de Cristo como Salvador y Señor. Esta vida no termina nunca, pero sigue intacta en la eternidad, en nuestra muerte física. Nuestra antigua vida se terminó cuando nacimos espiritualmente, y la vida nueva en Cristo continúa sin interrupción a través de la eternidad. Esta es la clase de vida de Dios.

Por lo tanto, ¿por qué debería temer a la muerte? Para el no-cristiano, el pensamiento es horrible, no es sólo muerte física, sino la separación eterna del SEÑOR Dios. La persona que rechaza a Cristo se mueve de la muerte a una muerte mayor. Yo temería esto, también.

Pero Cristo ha vencido a la muerte. Él es el Señor. La muerte no es temor para el creyente.

La muerte triunfante de Esteban (Hechos 7:54-60) es un recordatorio bendito de que la muerte está muerta. No tiene ningún poder sobre el pueblo de Dios. Si usted murió una vez en Cristo, no muere dos veces, pero si usted muere sólo una vez, usted morirá dos veces. Si usted ha muerto con Cristo en el nuevo nacimiento, usted puede enfrentarse a la muerte y todo lo que Satanás le lanza en esta vida. Jesucristo está vivo y Él es el Señor de todos.

Selah!

Mensaje por Wil Pounds (c) 2009 traducido por Katia Blandin