¡Salvos por la gracia! No hay tema más majestuoso para el cristiano. Elimina todo motivo de jactancia.

La salvación por la gracia soberana de Dios da una seguridad maravillosa. Nosotros tenemos seguridad de la salvación porque nuestro Dios soberano nos eligió en la eternidad, nos adoptó en Su familia, nos regeneró, y nos sello con Su Espíritu.

Para apreciar tan gran salvación, nosotros debemos entender nuestra gran necesidad.

El resultado final del pecado es el egoísmo y la forma en que afecta cada área de nuestras vidas; pero lo más importante es que hace que sea imposible para nosotros influir de alguna manera en nuestra salvación.

Cualquier discusión sobre el pecado y la salvación siempre llevan a la pregunta de nuestra depravación. ¿Qué tan depravados somos? ¿Qué tan lejos cayo el hombre cuando cayó en el Jardín del Edén?

La triste realidad es que "los líderes, los políticos, los educadores, los religiosos de la tierra, y la humanidad caída no restaurada, todos somos pecadores depravados, y solo Dios en Su gracia puede restaurar a la humanidad. Todos los descendientes de Adán son corruptos y nosotros no podemos merecer, ganar, lograr una relación correcta con Dios. Debido a la depravación espiritual nosotros estamos muertos espiritualmente.

Debido a los efectos de la Caída, el hombre ya no es capaz de tomar las decisiones correctas para conseguir estar bien con Dios. Si usted tiene cualquier duda lea Romanos 1:18-20.

Estabais muertos en vuestros delitos y pecados (Efesios 2:1). No hay nadie que busque a Dios (Romanos 3:11). Todos somos pecadores y estamos destituidos de la gloria a Dios (v. 23), y como resultado nosotros merecemos la muerte (6:23).

Jesús dijo: "Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere" (Juan 6:44). La razón es simplemente porque nosotros somos personalmente y espiritualmente incapaces en nuestra propia fuerza o mérito.

No hay razón suficiente para creer que Dios debería haber salvado a alguien. Cada uno de nosotros, sin excepción, merece el castigo eterno en el infierno. Nosotros estamos inclinados sólo hacia el mal (Gen. 6:5).

Nuestra salvación es el resultado de un acto propio soberano de Dios. Es Su trabajo de principio a fin. Es la alabanza de la gracia gloriosa de Dios.

Debido a nuestra depravación, Dios nos alcanza por el milagro del nuevo nacimiento que nos permite responder a Su gracia salvadora.

La única manera que los pecadores depravados alguna vez pueden ser salvos es por la elección soberana de Dios, y por Su propia voluntad soberana decide salvarnos. Nuestra elección no fue arbitraria. Es de acuerdo con el propósito de Dios y Su voluntad.

Aparte de la obra soberana de Dios de la gracia, nadie sigue a Jesucristo. Esto siempre fluye del propósito soberano de Dios decretado antes de la fundación del mundo.

¡Nosotros somos salvos por la gracia solamente, por la fe en Cristo solamente! No puede ser de otra manera (Efesios 1:4-6).

    Nosotros estamos perdidos sin esperanza en el pecado, y no podemos volver a Dios por nuestra propia cuenta.

    Dios el Padre en Su gracia nos ha elegido en la eternidad.

    Jesucristo murió por nuestros pecados y completó la obra de la salvación en la cruz y resucitó de entre los muertos en un ¡zas!

    El Espíritu Santo en un momento y en un lugar en nuestras vidas, nos hizo capaces de responder a la salvación a través del nuevo nacimiento, al abrir nuestros ojos cegados espiritualmente, y quebrantar nuestra dureza de corazón para confesar nuestra necesidad de salvación y causar que creamos en Cristo.

¿Ha hecho usted una pausa y ha dado gracias a Dios el Padre por su elección para su salvación? Nuestra elección es un hecho, no es una especulación humana. Es una revelación divina, no algo para discutir. Se nos humilla en lo más profundo de nuestro ser personal, Dios no tenía que salvarnos, pero lo hizo por Su voluntad soberana y Su gracia. Este hecho asombroso debe hacernos caer humillados delante de Dios, y alabarlo por Su gracia gloriosa que Él libremente ha dado a aquellos que ama. Nuestra salvación es para alabanza de Su gloria.

No hay razón suficiente  por qué Dios debería haber decidido salvarme. Esto es para la alabanza de Su gracia gloriosa. En nuestra salvación sólo Él es glorificado. ¿Quiere pasar todos los días de su vida solamente alabando a Dios?

Lejos de alentar los pecados, la doctrina de la elección lo prohíbe y pone en cambio en nosotros la necesidad de crecer en santidad. Si nosotros no estamos creciendo en la semejanza de Cristo, nosotros no somos salvos y estamos todavía en nuestros pecados.

¿Estoy en los elegidos de Dios? La única manera de saber es por nuestra respuesta personal al mensaje de salvación de Dios a través de la muerte, sepultura y resurrección de Jesucristo. Cristo murió como nuestro sustituto en la cruz y resucitó de entre los muertos. A todos los que Dios ha elegido en Cristo antes de la fundación del mundo creerán en Él. Yo he creído, y es mi sincera oración hoy que usted también crea. Si usted no ha creído, usted puede hacerlo ahora mismo.

¿Tomará hoy el tiempo para compartir la gracia salvadora de Dios a un amigo, colega o un miembro de la familia sabiendo que todos aquellos a quienes Dios ha elegido vendrán por la fe en Él? Tal vez usted es la persona que Dios quiere que guíe a ese individuo a Cristo.

Selah!

Mensaje por Wil Pounds (c) 2009 traducido por Katia Blandin