El apóstol Pablo deja muy claro, si somos salvos, estamos "en Cristo." Si estamos "en Cristo," Él está en nosotros y su vida dentro de nosotros, inevitablemente nos transforma del pecado a una vida de rectitud.

Dios nos amó y Jesús murió por nosotros para que podamos ser santos. "Dios nos salvó, de que nosotros quienes creímos en Cristo, una vez perdidos en el pecado, podamos vivir una vida santa." Esta nueva unión del creyente con Cristo produce santidad.

No hay mayor privilegio en la vida que llevar el nombre de Jesucristo y  ser conocido como un cristiano. Por lo tanto, a causa de esta nueva relación con Él debemos esforzarnos constantemente para vivir una vida santa. Somos hijos e hijas del Rey del universo. Dios Padre nos reclama como sus hijos a causa de la muerte expiatoria de Jesucristo. No hay  posición mayor que ésta, en la tierra. ¿Cómo, entonces nos atrevemos a actuar como los hijos del diablo? Nosotros somos ahora "los miembros de la familia de Dios" (Efesios 2:19).

Nuestra nueva posición como creyentes en Jesucristo trae nuevos privilegios, derechos y responsabilidades a nuestras vidas.

Estos nuevos privilegios como hijos de Dios producen una imagen de Cristo en nuestra vida cotidiana.

Ahora tenemos acceso a Dios. Somos "ya no extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios" (v. 19).

¡Sólo piénsalo! Nosotros, quienes estuvimos muertos en pecado, y los pecados han ahora "ganado por la fe el acceso a esta gracia en que nos encontramos" (Romanos 5:2). Ahora podemos venir a Dios en la oración en cualquier momento y en cualquier lugar, en cualquiera y todas las circunstancias.

Tenemos garantizado el acceso inmediato a causa de la gracia salvadora de Dios. Nosotros somos Sus hijos y podemos entrar en Su presencia continuamente sin ningún tipo de mediador humano. "Porque hay un solo Dios, y también un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, el cual se dio a sí mismo como rescate por todos" (1 Timoteo 2:5-6a). Él es nuestro intermediario porque sólo él está calificado para ser esa persona. Él trae la paz, compañerismo, y la salvación para el pecador. El perfecto Dios y perfecto hombre es el único mediador que necesitamos. Sólo él nos da el perfecto acceso a Dios. ¡Qué privilegio el nuestro!

"Yo estoy siempre con vosotros" (Mateo 28:20). Él está con nosotros constantemente, incluso cuando no somos conscientes de su presencia. Es mi oración que esté en ese compañerismo y comunión con Cristo, que Él pueda intervenir en mi conciencia en cualquier momento, cualquier hora, cada día. "Yo estoy con vosotros siempre." ¡Que maravillosa provisión!

El apóstol Pablo escribió: "Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego. Y la paz de Dios, que sobrepasa  todo entendimiento,  guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús" (Filipenses 4:6-7). Jesús prometió, "Todo lo que pidiereis en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si usted pide algo en mi nombre, yo lo haré" (Juan 14:13-14).

Debido a su gracia salvadora Él nos ha traído en esta nueva relación con Él y Él ha provisto todas nuestras necesidades. Él no ha prometido proporcionar todo lo que queremos. Porque Él  ha prometido proveer nuestras verdaderas necesidades, para que podamos concentrarnos en servir a otras personas.

Jehová Dios tiene un suministro ilimitado de riquezas en su gracia a su disposición, y él está dispuesto a dar esa provisión  a sus hijos. "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. . . . Y mi Dios, pues, suplirá  todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús"(Filipenses 4:13, 19).

Él no sólo es capaz, Él también es omnipotente y omnisciente. También puedo confiar en Él, no dará lo que será perjudicial para mí. Como el Buen Pastor, Jesús es nuestro protector constante.

También es constante en el trabajo profundo de nuestros corazones para hacernos en todo lo que Él quiere que seamos. Él quiere producir su semejanza en nosotros para que nos pueda usar para cumplir con su eterno propósito en este mundo. El apóstol Pablo nos advierte, "No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar" (1 Corintios 10:13).

Hagámonos nosotros mismos disponibles a Él para que pueda hacernos santos e irreprochables en plena medida. Cuando la gente perdida ve a Jesucristo en nosotros, y la manera en que vivimos, ellos serán atraídos hacia Él y escuchar el mensaje eterno de Su gracia salvadora.

Este privilegio de estar en Cristo nunca cesará. Su amor por nosotros, demostrado en la cruz nunca se desvanecerá. Estamos seguros de que su amor durará para toda la eternidad. ¿Está consciente de su amor ahora, más que nunca?

Selah!

Mensaje por Wil Pounds (c) 2009 traducido por Katia Blandin