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Mensaje por Wil Pounds y todo el
contenido de esta página (c) 2017 por
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autorizacion del autor. Cotizaciones de
escritura de la Santa Biblia Reina y
Valera Revision 1995.
Usado con permiso.
"RVR1995" are
taken from the Reina-Valera 1995 version. Copyright
© Sociedades Bíblicas Unidas, 1995. Used
by permission. Escritura
citas de "LBLA"
es la
Biblia de las Américas (c) 1973, y la
actualización de 1995 por la Fundación
Lockman. Usado con permiso.
El Pecado Engaña al Pecador
La
fascinación de lo prohibido es el mayor atractivo
del pecado.
El apóstol Pablo nos dice en
Romanos 7:11 que el pecado engaña al pecador. El
resultado final del camino es la muerte.
El
pecado engaña de tal manera que hace que el pecador
completamente pierda el camino. Da una falsa
impresión, ya sea por la apariencia, el estado o la
influencia que todo está bien. Nunca nadie recibe la
plena satisfacción que la tentación del pecado
promete.
El pecado nos engaña al pensar que
mientras no hemos pecado aparentemente y
visiblemente todo esta correcto entre
nosotros y Dios. La Palabra de Dios nos informa de
manera diferente porque Dios discierne los
pensamientos, las actitudes y las intenciones del
corazón (Hebreos 4:12-13). Jeremías dijo: "Engañoso
es el corazón más que todas las cosas y perverso"
(Jer. 17:9). Nuestros pensamientos y actitudes son
radicalmente depravados y estos nos llevan a
comportamientos pecaminosos.
El pecado nos
engaña al pensar que no hay ninguna razón para
nuestra culpa. El librarse de los "debería," debe" y
"debería" en su vida. Nuestros pecados no son
realmente tan malos, después de todo, todo el mundo
está haciendo eso. Además existen otras personas que
hacen muchas cosas peores que nosotros. El pecado
nos engaña en cuanto a la falsedad del pecado.
Uno de los mayores engaños es que el pecado nos
engaña en pensar que Dios no es razonable. Es
imposible para el hombre pecador vivir una vida
santa y pura, por lo tanto, Dios es injusto, no el
hombre. Si Dios nos amó de verdad y quería lo que es
mejor para nosotros, Él nos permitiría hacer
cualquier cosa que nosotros pensamos nos haría
felices. Si esto se siente bien, esto debe estar
bien, es un engaño del pecado.
El pecado
engaña al pecador al pensar que la santidad de Dios
no es atractiva. Esto engaña a las personas al
pensar que la santidad es impopular, inaceptable,
extraña, etc. La santidad no es un tema popular en
la sociedad actual, incluso en círculos de la
iglesia.
El engaño más grande del pecado es
la idea de que no hay castigo por pecar. El pecado
engaña al pecador al creer la mentira de Satanás,
"No moriréis" (Gén. 3:4). El pecado siempre llama a
Dios un mentiroso. La verdad es que, "La paga del
pecado es muerte" (Romanos 6:23). "El alma que
pecare seguramente morirá" (Ezequiel 18:4).
La Ley de Dios revela el hecho de que somos
pecadores, y que nunca podemos salvarnos a nosotros
mismos. El apóstol Pablo confesó, "Pero yo no conocí
el pecado sino por la ley" (Rom. 7:7). Se nos
recuerda una y otra vez, "No hay nadie quien haga lo
bueno, ni siquiera uno". "Todos pecaron y están
destituidos de la gloria de Dios". Cualquiera que
piense lo contrario esta en esclavitud del engaño
del pecado.
El pecado
nos engaña en pensar que la ley es realmente el
problema y nos impide ser lo que queremos ser, y
cumplir lo que nosotros creemos es esencial para que
nos auto-actualice a los hombres y a las mujeres.
La Ley nos apunta con su dedo y dice: "Usted es
el único. Eres culpable ante Dios." Sí, somos
culpables porque somos culpables. Esto es la
verdadera culpa. Esto declara que hemos pecado
contra Dios y quebrantado sus leyes.
El
pecado aprovecha cualquier oportunidad para engañar
a los hombres y crea una poderosa rebelión en
nuestros corazones. Porque la ley dice "no", el
pecado hace todo lo posible para seguir adelante y
hacerlo. La Ley nos demuestra hasta qué punto son
nuestros corazones rebeldes y la fuerza del pecado
en nosotros.
¿Es la Ley pecado? ¡Por favor!
"La ley es santa, y el mandamiento de Dios es santo,
justo y bueno" (Rom. 7:12). La ley nos demuestra que
el pecado nos engaña en pensar que la ley nos puede
salvar, o que somos autosuficientes, y muy
religiosos. La ley nunca puede salvar a alguien.
Nunca nadie ha sido salvado por cumplir la
ley. La ley nos condena a fin de apuntarnos a la
gracia de salvación de Dios en Jesucristo.
La ley nos despierta de nuestro pecado y nos señala
hacia el Salvador, Jesucristo. Pero el pecado nos
engaña en el mal uso de la salvación por la gracia
mediante la fe. El pecado puede conseguir mantener
en nosotros que no tengamos ningún deseo de vivir
una vida agradable a Dios. El pecado dice:
"Adelante, peca de modo que la gracia pueda
aumentar." El pecado engaña, abusando de la
enseñanza de la gracia.
Sólo hay una manera
de ser librados del engaño del pecado, el castigo y
el poder del pecado, y esto es por medio de la
muerte expiatoria de Jesucristo y la morada del
Espíritu Santo. "!Miserable de mi! ¿Quién me librara
de este cuerpo de muerte? Gracias doy a Dios, por
Jesucristo Señor nuestro. Así que yo mismo con la
mente sirvo a la ley de Dios, mas con mi carne a la
ley del pecado" (Romanos 7:24-25). El libertador es
el Señor Jesucristo.
Selah!
Mensaje por Wil Pounds (c) 2009 traducido por Katia
Blandin
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