Es muy lamentable que haya una división que separa el capítulo de Romanos 7:25 y el 8:1. C. H. Spurgeon observa correctamente: " Una vez oí a un amigo decir, 'Yo he ido de Romanos siete al ocho. ¡'Absurdo! No se puede pasar de uno a los demás, porque son uno. Agradezco a Dios con todo mi corazón que desde mi conversión yo nunca había conocido lo que es estar fuera de Romanos siete, ni fuera de Romanos ocho tampoco. Todo el pasaje ha sido la verdad sólida a mi experiencia. He luchado contra el pecado interno, y me he alegrado en la justificación completa al mismo tiempo" (Sermones Predicados en 1886 por C. H. Spurgeon, vol. xvii, p. 274).

"¡Gracias doy a Dios por Jesucristo nuestro Señor! Así que, yo mismo con la mente sirvo a  la ley de Dios, mas con la carne a la ley de pecado. Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo a Jesús" (Romanos 7:25-8:1, RV 1960).

No hay división en lo que el apóstol dice a los creyentes maduros en este pasaje. Forzar una división es artificial.

"El hecho es, que los creyentes están en un estado de conflicto, pero no en un estado de condenación, y que en un momento el conflicto es muy difícil el creyente todavía es justificado. "Nuestra naturaleza del pecado no ha sido erradicada. Estamos en una batalla feroz que no se marchará hasta que nosotros seamos presentados completos en Cristo hasta Su llegada.

Por otra parte, "El hombre que nunca lucha contra el pecado que mora en él, que de hecho no es consciente de todo el pecado para luchar contra este, este hombre puede empezar a preguntarse si él sabe algo sobre la vida espiritual. El que no tiene dolor interno puede sospechar que él esta morando en la muerte, morando por lo tanto bajo la constante condenación,  pero el hombre que siente diariamente una lucha contra el mal, está hambriento, nostálgico, sediento y agonizante por convertirse en santo incluso como Dios es santo, él es el hombre justificado. El hombre para quien todo pecado es una miseria, para quien incluso el pensamiento de la iniquidad es intolerable, él es el hombre quien puede declarar con confianza, “Ahora pues ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús." Las almas que anhelan por la santidad no están condenadas a la muerte eterna,  por sus anhelos demuestran que están en Cristo Jesús" (Spurgeon, p. 275).

Ahora ninguna condenación hay para el creyente en Cristo que está experimentando la lucha en el capítulo siete de Romanos. Cada hijo de Dios conoce esta lucha. Nadie ha llegado a la perfección sin pecado, si él es honesto con el mismo. Pablo describe su propio paseo como cristiano maduro. "Cada hijo de Dios debe conocer este conflicto si él se conoce así mismo.... esta es una imagen exacta de la vida interior del creyente luchando." Esta es una descripción exacta del alma luchando después de la pureza.

Este pasaje debería causar que  el cristiano se alegre en la gran salvación que Dios ha proveído en Su gracia gratuita y profunda. "Ahora, pues,  ninguna condenación hay para los que están en Cristo a Jesús."

El Espíritu Santo morando es la fuente del poder divino para la santificación y el secreto para nuestra victoria espiritual en la vida de una vida centrada a Cristo. Nosotros hemos sido justificados, declarados justos, y estamos en Su gracia gratuita. Nosotros no estamos más bajo la ira de Dios. Nosotros tenemos la vida eterna ahora. 

Sí, esto era humillante para el apóstol, tal como debería ser para nosotros al confesar que somos débiles, y tener fe para ser todo lo que Dios quiere que nosotros seamos." Yo encontré entonces una ley, que cuando yo haría el bien, el mal está presente conmigo... ¡Miserable de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de esta muerte? ¡Gracias doy a Dios por Jesucristo Señor nuestro! Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado. Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús."

Mensaje por Wil Pounds (c) 2009 traducido por Katia Blandin