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Mensaje por Wil Pounds y todo el
contenido de esta página (c) 2017 por
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Valera Revision 1995.
Usado con permiso.
"RVR1995" are
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© Sociedades Bíblicas Unidas, 1995. Used
by permission. Escritura
citas de "LBLA"
es la
Biblia de las Américas (c) 1973, y la
actualización de 1995 por la Fundación
Lockman. Usado con permiso.
Pedro en
el Cielo y Judas en el Infierno
Pedro y
Judas, ambos cometieron el mismo pecado. Ellos
negaron a su Señor y Maestro.
¿Pero por
qué uno fue al cielo y el otro fue al infierno?
El
escritor del Evangelio de Mateo es cuidadoso para
comparar y contrastar la caída de
Pedro y Judas. Ambos hombres fallaron gravemente. La
caída de Pedro fue temporal, mientras que la caída
de Judas fue permanente. Uno está en el cielo, y el
otro está en el infierno.
Ambos
hombres confesaron sus pecados y fallaron, pero
solamente uno se arrepintió y puso su confianza en
Cristo.
En algún
lugar en la vida de Judas, él se volvió al mal que
finalmente resulto en el rechazo de Jesucristo como
Su Señor y Salvador y finalmente el suicidio. Una
mala actitud hacia Jesús condujo a la otra, y un
modelo de rechazo y amargura debe haber dado al
lugar del rechazo final de Jesús.
De hecho,
fue profetizado en el Antiguo testamento que una
persona cercana a Jesús levantaría su calcañar
contra Él (Sal. 41:9; Juan 13:18; Hechos 1:16). Él
fue designado a este final desde el principio (Juan
17:12).
Después de
que Judas vendió a Jesús por treinta piezas de
plata, el precio de un esclavo común (Zacarías
11:12; Mateo 26:14-16), él compró un campo con el
dinero (Hechos 1:18-19). Cuando "la buena
oportunidad" vino, él actuó con malas intenciones y
entrego a Jesús a las autoridades
Judías en el Jardín de Getsemaní (Mat. 26:46-50).
Después de que esto paso, él sintió una sensación de
remordimiento comprendiendo lo que él había hecho, y
declaro a los líderes religiosos que Jesús era
inocente (Mat. 27:1-5). Judas trató de expiar sus
propios pecados y fracaso. Entonces él fue al campo
y se ahorcó.
Judas
traiciono a Jesús porque no lo amo. El solamente se
preocupó por sí mismo y sus agendas personales (Juan
12:6).
Judas
confesó su pecado sin el arrepentimiento. No había
ningún cambio radical en su mente que resulto en un
cambio de la muerte espiritual a la vida espiritual
por la fe en Jesucristo. El arrepentimiento
verdadero lo habría vuelto a Jesús para el perdón.
Por otra
parte, ahí está Pedro que también había estado con
Jesús, y de la misma manera cayó. Nosotros también,
si no aprendemos su lección, en Lucas 22:31-32.
"Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para
zarandearos como a trigo; pero yo he rogado por ti,
que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a
tus hermanos."
Pedro amó
al Señor Jesús. Él trató de defender a Jesús en el
jardín cuando los soldados llegaron (Mat. 26:50-54).
De hecho, Pedro falló, porque él estaba en una
situación en la que él no habría
estado, si no
hubiera amado a Jesús. Lo que pasó a Pedro todavía
pasa a lo Cristianos más fuertes de hoy.
Pedro no
creyó las advertencias de Jesús (Mat. 26:31; Zac.
13:7). "Todos vosotros os escandalizaréis de mí esta
noche" Muy enfáticamente, con confianza Pedro
respondió " nunca me escandalizaré" (Mat. 26:33).
Jesús repitió las advertencias en términos aún más
fuertes, "De cierto te digo que esta noche, antes
que el gallo cante, me negarás tres veces" (Mat
26:4). Pedro fue arrogante
diciéndole a Él "Aunque me sea necesario morir
contigo, no te negaré." Todos los discípulos dijeron
lo mismo (Mat. 26:35).
Pedro
sabía la misma cosa que usted y yo sabemos. "Jesús
nunca está equivocado, nunca está confundido, nunca
se equivoca. ¡" Pedro pensó que
sabía más que Jesús! Si esperamos ganar en la guerra
espiritual, nosotros tenemos que determinar a
principios en la vida cristiana confiar en Jesús en
todo y no encontrar una justificación convincente a
Su Palabra. Pedro cayó esa noche con la más mínima
provocación cuando una criada le
hizo tropezar (Mat. 26:58,
69-75).
Quizás
esto habría sido diferente si Pedro hubiera
permanecido en compañía de su compasivo y hermano
cristiano, Juan.
Pedro
respondió con negaciones cada vez más fuertes a las
preguntas de los transeúntes presentes en el patio
del sumo sacerdote. Sus negaciones estuvieron aún
llenas de maldiciones y juramentos antes de que
hubiera terminado (Mat. 26:70-74).
En el
momento, Pedro negó a Jesús la tercera vez que un
gallo cantó, y "vuelto Jesús miró directamente a
Pedro" (Luc. 22:61). Pedro comprendió lo que él
había hecho y salió precipitadamente y lloro
amargamente (Mat. 26:75; Mar. 14:72; Luc. 22:62).
Pedro
aprendió la lección que Jesús "es capaz de salvar
completamente a los que vienen a Dios por medio de
Él, porque Él siempre vive para interceder por
ellos" (Heb. 7:25).
¿Es fácil
para nosotros señalar con nuestros dedos a Pedro y a
Judas, pero en cuanto a nuestras propias negaciones
de Cristo en el lugar de trabajo, la escuela, y
espacio público, etc.? ¿Qué pasa cuanto él nos
invita a venir y seguirle a Él y
nos detenemos, o vamos en otra dirección? Él nos
invita a unirnos a Él en lo que
Él está haciendo pero nosotros no le seguimos a Él
en fe.
Dios no
nos compara con Pedro o Judas, sino a Su Hijo que
fue obediente hasta la muerte. Nosotros
no estamos a la altura de Su obediencia.
Sólo hay
una persona que puede hacer expiación por nuestros
pecados, y este es Jesucristo. Sólo Su sangre
derramada hará la expiación por nuestros pecados y
nos liberará de nuestra culpa. No hay ninguna
esperanza para nosotros si la sangre de Jesucristo
no nos lava de todos nuestros pecados. En la muerte
de Jesús hay salvación para todos los que llaman a
Su nombre. ¿Qué puede quitar mi pecado? "Nada, más
que la sangre de Jesucristo."
Judas le
dio la espalda a Jesús que era su única esperanza.
Pedro se
arrepintió y se volvió a Jesús y encontró esperanza.
Nosotros
hacemos bien al escuchar las palabras de Pedro y de
aprender de su experiencia "Por lo cual, hermanos,
tanto más procurad hacer firme vuestra vocación y
elección; porque haciendo estas cosas, no caeréis
jamás. Porque de esta manera os será otorgada amplia
y generosa entrada en el reino eterno de nuestro
Señor y Salvador Jesucristo" (2 Pedro 1:10-11).
Selah!
Mensaje por Wil Pounds (c) 2009 traducido por Katia
Blandin
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