No hay otra manera de decirlo. El Cristianismo es Cristo.

El cristianismo está centrado en la persona y la obra de Jesucristo. Si  el enfoque está sobre algo más no es cristianismo. Esa gran verdad  es declarada en todo el Nuevo Testamento. De hecho, todo en el Antiguo Testamento  conduce a esta gran verdad en cuanto a Su persona y obra.

El apóstol Pedro fue uno de los primeros individuos al aceptar ese gran hecho. Jesús formuló la pregunta, ¿Quién dice la gente que soy yo? (Mateo 16:13). Los discípulos habían estado con las personas y le dijeron a Jesús lo que habían oído. Algunos dijeron que él era Juan el Bautista resucitado de los muertos, otros que Él era el profeta Elías, algunos dijeron que Él era el profeta Jeremías.

Entonces Jesús hizo la verdadera pregunta. "¿Quién decís que soy yo?" (Mateo 16:15). Pedro habló para todo el grupo, diciendo: "Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente" (Mateo 16:16).

Eso es lo que hace a Jesucristo tan único. Él no es sólo un profeta, o un buen maestro de moral, sino que él es "el Cristo, el Hijo del Dios viviente".

Jesús es el Mesías. Él es el que reinará para siempre en el trono de Su gran antepasado el Rey David (2 Sam. 7:13, 16; Luc. 1:33; Apo. 22:16; Rom. 1:3; Juan 7:42; Mat. 1:1). El Rey eterno es el Mesías. Jesús es el Ungido de Dios que fue enviado a hacer la voluntad específica de Dios. Él es la promesa en el Antiguo Testamento.

Jesús es divino. Él es "el Hijo del Dios viviente." Esto es una vista exaltada de Jesús. Pedro no podía haberle atribuido un lugar más alto. Él declaró en su confesión que Jesús es Dios Mismo que vino a salvar a Su pueblo de sus pecados.

En el idioma original la declaración es aún más fuerte que en Inglés. "Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el viviente." Esta es la más comprensiva declaración del ser esencial de nuestro Señor.

Esta verdad es tan importante para nosotros para entender que Jesús responde a Pedro diciendo: "Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos" (Mateo 16:17). Es importante que nosotros tengamos en cuenta que Pedro no ganó este entendimiento por la inteligencia humana o una profunda visión espiritual. Dios reveló esta verdad a Pedro, fue recibida por revelación divina.

También nosotros debemos entender y aceptar esta verdad importante para ser salvos. Jesucristo es "verdadero Dios de un verdadero Dios."

Uno de los discípulos de Jesús, Tomás, vio a Jesús vivo después de la resurrección y declaró: "Mi Señor y mi Dios" (Juan 20:28).

Todo lo que Jesús hizo en la muerte como sacrificio por el pecado depende de lo que Él es. Si Jesús no era Dios, Su muerte sería como la suya y la mía, Él sólo moriría por Sus propios pecados. Si Él no era Dios Su muerte no pudo expiar los pecados de nadie. Sin embargo, porque es "verdadero Dios de un verdadero Dios." Su muerte en la cruz tiene un valor infinito para quitar nuestros pecados  como el elegido Cordero de Dios.

Si usted cree esta gran verdad espiritual es porque Dios se la ha revelado a usted por el Espíritu Santo. "Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos" (Hechos 4:12).

Jesucristo es el Mesías. Él es el Hijo del Dios viviente. Él es el Salvador del pecador. De hecho, Él es el único posible salvador de los pecadores. "Cree en el Señor Jesucristo  y serás salvo." Confiar en alguien más es pasar la eternidad en el infierno. No hay otra manera, no porque yo lo diga, sino porque Dios lo dijo. La Biblia dice, "que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios  le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para la salvación" (Romanos 10:9-10).

Selah!

Mensaje por Wil Pounds (c) 2009 traducido por Katia Blandin