Jesús declaró el posible estándar más alto para Sus seguidores: ellos deben de ser "perfectos". "Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en el cielo es perfecto " (Mateo 5:48). La justicia que Jesús exigió es nada menos que la completa conformidad a la ley perfecta de Dios en todo lo que una persona es y hace (Mateo 22:34-40). Jesús está preocupado, no sólo con nuestro comportamiento, pero con la justicia del corazón, también. Los escribas y Fariseos consideraron sólo la conformidad externa (Mateo 5:20). ¿Con el estándar de Jesús quién alguna vez demandaría haberlo alcanzado?

La naturaleza propia del reino de Dios enseñada por Jesús en el Sermón del Monte nos conduce a nuestra desesperación  viviendo esta clase de vida de modo que nosotros nos volveremos en la fe a Jesucristo y encontramos la nueva vida en Él viviendo como Él vivió.

El Espíritu Santo produce esta clase de vida en el creyente cuando nos hacemos disponibles a Su presencia. Dios produce en nosotros por Su poder lo que no podemos hacer nosotros. Esto es el producto de la nueva vida de Cristo en nosotros (Efe. 2:10; Fil. 2:13). De esta manera sólo Dios puede posiblemente conseguir la gloria porque podemos vivirla  sólo por Su poder.

Esta justicia es Dios dando. Pero Jesús también fue un paso más lejos y declaró; "Sed, pues, perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto " (Mat. 5:48). La declaración es en forma de una orden; "Usted por lo tanto será perfecto,  como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto."

¿Esto significa que Jesús estaba enseñando la perfección de la santidad en el sentido que los hombres podrían alcanzar impecabilidad en esta vida sobre la tierra antes de la muerte? ¿Qué enseña la Biblia cuando dejamos a la Escritura interpretar la Escritura tenemos la interpretación correcta (Rom. 7:7-26; Gál. 5:16-24;  Santiago. 3:2; 1 Juan 1:8; Fil. 3:12-16)? 

¿Usted puede preguntar, " Entonces por qué aún tratan de hacerse perfectos?

La razón principal es porque es lo que  Dios ordena de nosotros, "Sed, pues perfectos,  como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto."

La palabra "perfecto" (teleioi) en el contexto de este verso significa, "habiendo logrado el objetivo o el final, " "traído a la realización completa, adulta, madura, careciendo en nada." Nosotros no deberíamos estar satisfechos  a la mitad de camino a la obediencia a Cristo.

Ser perfecto es alcanzar el objetivo para el cual una persona fue diseñada. Jesús llama a Sus discípulos para hacerse maduros, alcanzando un alto estándar que Dios tiene para ellos. Debemos seguir constantemente hacia el logro de aquel objetivo (Fil. 3:16-18; Col 1:28).

Otra razón es porque con la nueva vida de Cristo en nosotros, queremos hacernos como Cristo. Somos una nueva creación, y todas las cosas han sido hechas nuevas. El apóstol Pablo anhelo hacerse como Jesús (Fil. 3:7-16). Nosotros hemos recibido como un regalo de Dios una justicia atribuida que fue comprada para nosotros por Jesucristo sobre la cruz (2 Cor. 5:21). Es imposible para nosotros ser salvos sin esta justicia que solo Dios proporciona para el pecador creyente.

La única manera en que nosotros podemos ser  completamente conformados a la ley de  la eternidad es por la justicia atribuida de Jesucristo. "Y creyó Abraham a Dios y le fue contado por justicia" (Gén. 15:6). Ningún ser humano puede ganar esta justicia ante Dios. No hay nada que nosotros posiblemente podemos hacer que expiará nuestros pecados (Isa. 64:6). No hay ningún detergente humano que puede limpiar la conciencia culpable y hacer una persona justa con Dios. Nada puede quitar nuestro pecado, pero la sangre de Jesucristo. Jesús derrama Su sangre de nuestro lado (2 Cor. 8:9; Mat. 20:28; Marcos 10:45;  Isa. 53:5-6).

El Espíritu Santo santifica a aquellos por quien Cristo murió. Por el trabajo de santificar del Espíritu Santo obtenemos una justicia de condición interior y la conducta externa. Nos hacemos puros en el corazón por la influencia de purificación del Espíritu Santo.

¿Nos hacemos exentos de pecado perfectos de modo que nosotros nunca pecamos de nuevo en esta vida? Nosotros pecaremos y Dios ha proporcionado una limpieza que trabaja y restaura nuestro compañerismo con Dios. "Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo  para perdona nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad" (1 Juan 1:9).

Los que "tienen hambre y sed de justicia" estarán satisfechos un día cuando nosotros entremos en la gloria con Cristo Jesús en el cielo. Esto será realizado en nosotros cuando nosotros vemos a Jesús cara a cara en gloria. Será perfectamente completado cuando nosotros vemos a Jesús y no antes (Fil. 1:6; 3:12; 2 Tes. 4:7, 8; Apo. 21:27).

Jesús demando la devoción sincera del corazón para Dios. Debemos amarlo con toda nuestra mente,  corazón y nuestro ser. Si realmente lo amamos guardaremos Sus mandamientos.

En la vida Cristiana siempre tenemos ante nosotros algo para esforzarnos. No importa cuán lejos hemos progresado en nuestra vida espiritual hay todavía más para conquistar. Debemos traer cada pensamiento, cada actitud y cada comportamiento en el sometimiento a Cristo.

Aunque nosotros nunca seremos perfectos en esta vida, debemos apuntar y esforzarnos en el carácter parecido a Cristo. Por la gracia de Dios y el poder del Espíritu Santo debemos movernos hacia aquel objetivo cada día de nuestra vida.

Nuestro objetivo en el ministerio es que "nosotros debemos de presentar  a todo hombre perfecto (perfecto, teleioi) en Cristo" (Col. 1:28; cf. Efe. 4:13). 

Selah!

Mensaje por Wil Pounds (c) 2009 traducido por Katia Blandin