El mismo cordero de Pascua que fue inmolado y sus manchas de sangre untadas sobre el marco de la puerta y el dintel en el hogar judío, es el cordero que el pueblo comió para el viaje de Egipto (Éxodo 12:11, 46).

Todo lo que el pueblo necesitó para la vida de esa noche fue proporcionada por el sustituto de cordero. La sangre del cordero cubrió sus pecados. El cordero dio su sangre para redimirlos, y él dio su vida por ellos, para comer y ser alimentados en el viaje (Éxodo 12:1-14). Ellos vivieron su vida redimida de la vida del cordero. Vivían en la fuerza proporcionada por el cordero. El cordero de Pascua se convirtió en su alimento para el viaje en la noche.

La vida cristiana se vive en la vida del Cordero de Dios.

Nunca estamos listos para comenzar el viaje en la vida cristiana a la fiesta hasta que el cordero de Dios ha proporcionado. Vamos a tratar de vivir la vida espiritual  en la energía de la carne. No va a trabajar, nunca ha funcionado. La vida en la energía de la carne va a morir. Dios pone su vida en nosotros, y hemos de estar en fiesta en el Cordero de Dios para sostener su vida en nosotros.

Dios imparte su vida para nosotros y él lo vive a través de nosotros (Rom. 5:10). Jesús dijo, "El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna" (Juan 6:54). Tenemos la vida de Dios por la apropiación del Cordero de Dios (Juan 6:27). Todo está centrado en Jesucristo. Él es todo lo que necesitamos para esta nueva vida en Cristo. La única vida que agrada a Dios es Su vida y la vida de su Hijo.

La vida cristiana es Jesús que vive su vida en ti, a través de usted, y como usted. Siempre ha de ser su vida que fluye a través de nosotros. "¿Cómo puede este hombre darnos su carne para comer?" Es apropiación espiritual de Cristo por la fe. "Yo vivo, pero yo no, Cristo vive en mí". "Cristo en vosotros está la esperanza de gloria". "Para mí, la vida es Cristo." ¿Quién es la vida? Cristo. Pero ¿a quién ver si nos fijamos en él? Tú y yo. Él está en nosotros viviendo su vida como nosotros.

Así como Cristo permite que el Padre viva su vida a través de Él (Juan 4:34), así nosotros debemos permitirle vivir su vida a través de nosotros. Tenemos que aprender a vivir de los recursos de su vida.

Jesucristo ha entrado en una unión vital con nosotros. Su Espíritu se une a nuestro espíritu. En la realidad espiritual que vive con nosotros. Somos vasijas, ollas de barro hechas a disposición de él.

Jesús es el Pan de Vida, y sólo Él puede satisfacer las necesidades más profundas del alma. No hay necesidad que usted tenga que Él no pueda satisfacer. Él dijo, "Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; Si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo" (Juan 6:51).

Jesús murió por nuestros pecados como el Cordero de Dios, en Su resurrección y la vida, ahora tenemos su vida. En su justicia, estamos justificados a la vista de un Dios Santo.

¿Te estas alimentando del Cordero de Dios? Debe ser personal. Sólo usted puede hacerlo. Jesús es nuestro pan diario, y debemos estar en fiesta con él todo los días. Sólo él cumple. Usted debe comer para vivir.

¿Cómo te alimentas del Cordero de Dios? Significa creer en Jesús y comprometer tu vida a él. Por fe tú tomas a Jesús en ti, a fin de que Él se convierta en una parte de ti, y tú de él. Conocer a Jesucristo es tener la vida eterna. Es una relación con una persona, el Hijo de Dios.

¿Jesucristo es tan real espiritualmente como algo que usted puede probar? Él es tan parte de usted como la comida que usted come? ¿Vas a Jesús todos los días y sobre la base de su abundancia? Él da su alimento en abundancia. Nunca deja de dar hasta que nosotros dejemos de pedir. Si somos pobres, estamos hambrientos, cansados y débiles espiritualmente es porque no vamos al Cordero de Dios y nos alimentamos diariamente de Él. ¿Le has pedido a El que supla todas tus necesidades? Él llenará tu vasija vacía con El mismo y su sustento. Él Cordero de Dios lo es todo.

Nosotros comemos de Él a diario al comprometernos con El cada día. "Señor Jesús, este día le pertenece a usted. Aquí está mi vida, ven a vivir tu vida a través de mí." Lo que comenzó en la conversión cuando ponemos nuestra confianza en Cristo como nuestro Salvador, continúa a lo largo de esta vida y en la eternidad.

La vida eterna es la vida de Dios, y no tiene fin, porque Él es infinito. Hemos entrado en la transformación de la vida en unión con Cristo. "Quien come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí y yo en él." Estamos muy unidos a Jesús y Él a nosotros espiritualmente. Hemos recibido Su vida y vamos a seguir recibiendo en el aumento de la abundancia en toda la eternidad. Dios ha prometido a seguir ampliando nuestra vida espiritual hasta que Cristo se reproduzca en toda su plenitud en nosotros.

A medida que nos alimentamos de Cristo diariamente, recibimos la fuerza para vivir la vida abundante. La única forma en que podemos vivir es alimentándonos El. Señalamos su poder y su sustento. "Yo vivo en la fe del Hijo de Dios" (Gálatas 2:20b).

Jesús imparte y sostiene el tipo de vida que seguirá por siempre. Nunca nos agotaremos de El en esta vida o en la eternidad. Crecemos espiritualmente en nuestra relación con Cristo por la alimentación a El día a día. Él va a satisfacer todas sus necesidades espirituales, si venimos a él diariamente. Sigamos adelante y pidámosle: "Señor, dame hoy  tu pan espiritual que desciende del cielo." Esa es la única manera de crecer espiritualmente. Goce de la plenitud de Su presencia, momento a momento.

Selah!

Mensaje por Wil Pounds (c) 2009 traducido por Katia Blandin