Dios Removió el Cuerpo

 

Cuando Pedro y Juan escucharon a María Magdalena decir, "Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde le han puesto" ellos corrieron a la tumba de Jesús dejando a María atrás (Juan 20:2-3).

Corrían los dos juntos; pero el otro discípulo corrió más aprisa que Pedro, y llego primero al sepulcro (Juan 20:4). La piedra que tapaba la entrada del sepulcro había sido removida. Juan no entro a la tumba, solamente se paró afuera de la entrada. Y bajándose a mirar, vio los lienzos puestos allí, y el sudario, que había estado sobre su cabeza, no puesto con los lienzos, sino enrollado en un lugar aparte (Juan 20:5-8)

Juan se inclinó para tener una mejor vista de la tumba. Cuando Pedro llego un poco después, Juan no dudo,  sino entro directo a la tumba.

El apóstol Juan repite lo que causó para él la prueba convincente que Cristo había resucitado de la muerte. El sudario que había estado en la cabeza de Jesús, estaba ahí en un lugar aparte, enrollado, como un turbante, como si la cabeza estuviera adentro del sudario. Juan vio esta prueba convincente y creyó (Juan 20:8).

Ahí no había señales de un ladrón apresurado llevándose el cuerpo, o alguien corriendo con el cuerpo con miedo a que lo descubrieran. Esta fue una escena ordenada, no una escena confusa. Ellos no podrían haber dejado la ropa enrollada ordenadamente, como si ellos hubieran estado alrededor del cadáver. Los ladrones habrían tomado apresuradamente el cuerpo, la ropa y todo, o habrían robado el cuerpo y dejado la ropa amontonada en el piso.

Juan señala que los lienzos con los que había sido envuelta la cabeza del Señor, el perfume dulce y la mirra que pusieron en  el cuerpo de Jesús estaba intacta. Nicodemo y José de Arimatea lo habían enterrado el viernes por la tarde. Nada  fue desordenado.

Pedro se paró en el sepulcro, y vio los lienzos que estaban en la tumba. Esto fue asombroso y miro fijamente examinando las envolturas.

Entonces entró Juan con Pedro y "vio y creyó" (Juan 20:8). Juan vio la misma evidencia y percibió al punto de creer que Jesús estaba vivo, levantado de la muerte. Esto fue un milagro, algo completamente imposible a menos que Dios interviniera y lo hiciera. Ese fue el momento en el que Juan creyó que Jesús había resucitado de la muerte.

Juan no vio con una vista física. Él lo percibió con un entendimiento intenso y creyó. Juan nos dejar saber que todos los discípulos que vieron después al Señor resucitado, creyeron,  pero él fue el primero en creer antes de ver a Jesús vivo en un cuerpo resucitado.

¿Por qué  él llego a esa conclusión? El sudario estaba enrollado como originalmente lo acostumbraban,  así como los lienzos habían sido envueltos apretadamente alrededor del cadáver del Señor. En la tarde del viernes, José y Nicodemo "Tomaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en lienzos con especias aromáticas, según es costumbre sepultar entre los judíos" (Juan 19:40). ¡Nada fue desordenado! Los lienzos  habían sido envueltos apretadamente en su cuerpo herido y en su cabeza los cuales estaban puestos sin ser trastocados.

El cuerpo de Jesús había cambiado a un cuerpo resucitado y se sobrepuso de aquella envoltura sin trastocar. La condición de estas envolturas evidencia que Cristo había sobrepasado los límites sin alguien que le ayudara a liberarse de ellas. La tumba fue dejada atrás intacta, pero vacía. Cristo había vencido. Su cuerpo resucitado fue algo nuevo, diferente y maravilloso como los cuerpos glorificados de Moisés y Elías en el Monte de la Transfiguración (Mateo 17:2-3).

Con cien libras (Juan 19:39) de un compuesto de mirra y de áloes, nadie habría podido  desenvolver el cuerpo y poner los lienzos de vuelta a su estado original.

¡Por un diseño premeditado Dios había quitado el cuerpo! Jesús volvió a vivir. El resucito. El cuerpo de Jesús dejó en la tumba los lienzos, los cuales habían puesto alrededor de Él. Simplemente había resucitado por el poder de Dios, el mismo día Jesús entro donde estaban sus discípulos estando las puertas cerradas (Juan 20:19, 26).

Los lienzos de la tumba fueron reducidos de nivel cuando el cuerpo de Jesús fue removido del peso de las especias que podían herir su cuerpo. El sudario probablemente retuvo su forma cóncava. Sólo Dios podría quitar el cuerpo y dejar en la tumba los lienzos como testigos oculares. Jesús había resucitado en un cuerpo glorificado.

Juan examino las suficientes evidencias y concluyo que Jesús está vivo. ¿Qué conclusión usted tendría, después de haber visto la misma evidencia?

Selah!

Mensaje por Wil Pounds (c) 2009 traducido por Katia Blandin

 

 
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