Juan el testigo ocular observo dos cosas inusuales que pasan en la crucifixión de Jesús. Estos hechos tuvieron una profundad impresión en él, porque el vio cuando tuvo lugar la crucifixión.

La crucifixión tomo lugar en el día de la preparación de la fiesta de la pascua que pudo comenzar a las 6:00 p.m. Las autoridades judías sintieron una urgencia de bajar el cuerpo de la cruz y sepultarlo antes de que el sol se escondiera.

"A fin de que los cuerpos no quedasen en la cruz en el día de reposo (pues aquel día de reposo era de gran solemnidad), rogaron a Pilato que se les quebrasen las piernas, y fuesen quitados de allí" (Juan 19:31; cf. Deu. 21:22-23).

Las piernas de Jesús no fueron quebradas como fue el caso de los otros dos hombres que fueron crucificados ese día, pero uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y al instante salió sangre y agua; para asegurarse de que Jesús estaba muerto (Juan 19:32-34). Un hombre real con un cuerpo real, con sangre humana verdadera, muerto esa tarde en Jerusalén.

La profecía fue cumplida de una manera inusual. Una Escritura dice ni quebraran los huesos del Señor (Éxodo 12:46; Núm. 9:12; Sal 34:20), y otra escritura dice su cuerpo será traspasado (Zac. 13:1).

Estos soldados romanos pudieron haber hecho justamente lo opuesto. Ellos venían a quebrar las piernas de Jesús como habían hecho con los otros dos hombres, pero no había motivo para quebrarle sus piernas si ya estaba muerto.

Además, ellos no tuvieron intenciones de traspasar el costado de Jesús con la espada. Juan se asombra porque eso fue exactamente lo que los soldados hicieron.

¿Por qué esta observación es tan importante para Juan?

Dios intervino y causo que sucediera como dijo en su Palabra hace muchos siglos atrás. Dios domino las circunstancias e hizo que sucedería según su voluntad. El enemigo ejecuto inconscientemente los designios de Dios. Un Dios soberano que estuvo en control del calvario. Los soldados habían recibido instrucciones de quebrar las piernas de Cristo, pero esto no fue hecho. El soldado no había recibido órdenes de traspasar el costado de el Salvador, pero lo hizo (Juan 19:34).

El propósito de Dios fue completo en el caso del cordero de Pascua, cuyos huesos no fueron quebrados (Éxodo 12:46, Núm. 9:12). La cosa más asombrosa en la que Juan reflexiono fue el hecho de que ningún hueso fue quebrado; Él fue el cordero de Pascua que Dios proveyó. Ninguno de los huesos del cordero de Pascua fue quebrado. Dios le quito la vida a su propio cordero y nos provee la sangre de Su Hijo, Jesucristo, entonces cuando el juicio de Dios venga, El verá la sangre de Jesús derramada por usted. Solo la sangre de Jesús nos  redime de nuestros pecados.

No fue sencillo traspasar el cuerpo de Jesús, pero una herida tiene la intención de matar a alguien.  "Si todavía no estás muerto, esto te va a acabar" esta fue la intención del soldado. Sangre y agua salió de su cuerpo.

El profeta Zacarías había escrito, "En aquel tiempo habrá un manantial abierto para la casa de David y para los habitantes de Jerusalén, para la purificación del pecado y de la inmundicia" (Zac. 13:11).

"Hay una fuente llena con sangre  

Dibujada de las venas de Emmanuel  

Y los pecadores se sumergen debajo 

Perdiendo todos sus culpas."

Selah!

Mensaje por Wil Pounds (c) 2009 traducido por Katia Blandin