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escritura de la Santa Biblia Reina y
Valera Revision 1995.
Usado con permiso.
"RVR1995" are
taken from the Reina-Valera 1995 version. Copyright
© Sociedades Bíblicas Unidas, 1995. Used
by permission. Escritura
citas de "LBLA"
es la
Biblia de las Américas (c) 1973, y la
actualización de 1995 por la Fundación
Lockman. Usado con permiso.
Aceptable para Dios
¿Cómo
puede una persona pecadora alguna vez ser aceptada
por un Dios santo?
Dios toma
el pecado en serio; este será severamente castigado
a menos que la expiación sea aceptable conforme al
estándar de Dios.
El pecado
es una barrera que separa a una persona de Dios. En
el Antiguo Testamento, Dios trató con el pecado del
hombre por la sustitución (Lev. 1:4; 4:20; 7:7; Lev.
16).
En el
Nuevo Testamento el pecado sigue siendo un problema
grave, por cuanto todos pecaron,
y están destituidos de la gloria Dios (Rom. 3:23).
Además, un infierno eterno les espera a todos los
que pecan (Marcos. 9:43; Marcos 12:5; Rom. 6:23).
Esta es la
voluntad de Dios que cada uno venga al
arrepentimiento y sea salvo de la ira de Dios (Juan
3:16; Rom. 5:8; 2 Ped. 3:9-10). La salvación se
logra por lo que Dios ha hecho en la persona y
la obra de Jesucristo. El apóstol Pablo
escribió, "Dios estaba en Cristo reconciliando
consigo al mundo" (2 Cor. 5:19). Esta reconciliación
fue lograda por la muerte de Cristo. ¿" Porque si
cuando éramos enemigos fuimos reconciliados con Dios
por la muerte de su Hijo, mucho más, habiendo sido
reconciliados, seremos salvos por[h] su vida" (Rom.
5:10. La muerte de Cristo es absolutamente esencial
para nuestra salvación. Sólo la muerte de Cristo
puede salvarnos de nuestros pecados y del castigo
eterno que merecemos.
Jesús dio
Su vida " en rescate por muchos" (Marcos
10:45) porque "Al que no conoció pecado, le
hizo pecado por nosotros, para que fuéramos hechos
justicia de Dios en El" (2 Cor. 5:21).
El
sacrificio de animales no podía "quitar los pecados"
(Heb. 10:4). Sin embargo, el sacrificio de Jesús
hizo lo que era imposible lograr por los sacrificios
de un animal. "En esa voluntad somos santificados
mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo
una vez para siempre" (Heb. 10:10). "Pero ahora, en
la consumación de los siglos, se presentó una vez
para siempre por el sacrificio de sí mismo para
quitar de en medio el pecado" (Heb. 9:26b).
Por Su
muerte Jesucristo pagó la deuda del pecador en su
totalidad y esa muerte aleja
la ira de Dios (Rom. 3:25). Porque Jesús pagó
la pena del pecado, Dios puede ser ambos un Dios
santo y justo, y al mismo tiempo justifica a la
persona que tiene fe en Él (Rom. 3:26). "Porque la
paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es
vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro" (Rom.
6:23).
¿Cómo nos
redimió Cristo? "Cristo nos redimió de la maldición
de la ley, hecho por nosotros maldición (porque
está, escrito: Maldito todo el que es colgado en un
madero)" (Gál. 3:13). Era como un sacrificio
sustituto "habiéndose convertido en maldición por
nosotros " que él nos redime. Por lo tanto, podemos
sellar nuestra deuda de pecado: ¡" PAGADO POR
COMPLETO! "
Jesús nos
compró mientras nosotros estábamos en el mercado de
esclavitud del pecado, pagó el precio por completo,
y nos hizo libres para vivir la vida cristiana (Efe.
1:7; 1 Cor. 6:20; Gál. 5:1). Él nos compró con Su
propia sangre (Efe. 1:7; 1 Pedro. 1:18-19). Como
nuestro pecado ha sido perdonado completamente somos
ahora libres de servir a Dios el SEÑOR. Ya no
tenemos que preocuparnos por el pecado, la culpa y
el castigo. Ha sido perdonado en la sangre de Jesús
y podemos enfocarnos en servirlo a él con una
conciencia limpia.
Nosotros
hemos entrado a un nuevo pacto con Dios en Cristo
(Heb. 9:11-15). Jesús entró en " el más grande y más
perfecto tabernáculo... por Su
propia sangre... una vez para siempre, habiendo
obtenido la redención eterna " (Heb. 9:11-12). El
resultado es que limpia nuestra conciencia de obras
muertas para que sirváis al Dios vivo (Heb. 9:14).
Somos
ahora finalmente los hijos de Dios, herederos de
Dios y coherederos juntamente con Cristo (Rom.
8:15-17, 29-39; Gál. 4:6; Fil. 1:16; 2 Tim. 1:12;
Juan 5:24; 1 Juan 5:13; 4:13; 5:10).
"Y todo
esto proviene de Dios, quién nos reconcilió consigo
mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la
reconciliación" (2 Cor. 5:18). Compartimos con otros
lo que Dios ha hecho en reconciliarnos con Él mismo.
Tenemos
una relación correcta con Dios, el perdón de
nuestros pecados, y la vida eterna porque Cristo ha
tomado nuestro lugar, haciendo lo que nosotros nunca
podríamos hacer por nosotros mismos.
Cristo
pagó nuestra deuda por completo; nuestra parte es
simplemente aceptar la gran
salvación por la fe. Esto es el regalo gratis de
Dios al creyente pecador.
Selah!
Mensaje por Wil Pounds (c) 2009 traducido por Katia
Blandin
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