En Romanos capítulo cuatro el apóstol Pablo nos da dos ejemplos de cómo Dios salvo a las personas antes de la venida de Jesucristo al morir en la cruz.

Génesis 15:6 nos dice que Abraham "creyó a Jehová, y le fue contado por justicia; y Él se lo contó como justicia." Este reconocimiento por la, fe Pablo nos dice que fue  catorce años antes de que Dios mandó a Abraham ser circuncidado y más de cuatrocientos años que Dios le dio la ley a  Moisés. Por lo tanto, él no fue justificado por las obras o por guardar la Ley.

"Creyó Abraham a Dios, y le fue contado por justicia" (Romanos 4:3). La palabra "conto" es un término de la contabilidad. Dios acredita en  el libro de contabilidad de la vida lo que actualmente es verdad en el individuo. Dios quitó la lista de los pecados y las transgresiones de Abraham  del libro de contabilidad de su vida porque Él primero los transfirió al libro de contabilidad de Jesucristo. Jesús tomo estas transgresiones sobre Él y a tiempo cuando Él se hizo encarnación pago el precio por completo al morir por ellos en la cruz (2 Cor. 5:21; Rom. 6:11). "La paga del pecado es la muerte." Todos los pecados de Abraham no fueron contados o cargados en contra de él porque ellos fueron contados a Jesucristo. Abraham creyó "en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia" (Rom. 4:5).

Abraham conoció a Cristo y esperó Su venida. "Abraham vuestro padre se gozó de que había de ver Mi día; y lo vio, y se gozó," Jesús lo dijo en Juan 8:56-58. Por la fe Abraham vio el día de la muerte y la resurrección de Jesús. Gálatas 3:16 nos dice las promesas habladas a Abraham se refieren a una persona,  Cristo. Una persona, Jesucristo,  alcanzaría la bendición. Abraham espero Su venida y creyó lo que Dios había revelado concerniente a Cristo, y la justicia de Cristo fue acreditada a Abraham como si esta fuera propia.

Además, en Romanos 4:6-8, Pablo da al Rey David como una ilustración usando el mismo término de la contabilidad. "David también habla de la bendición sobre el hombre a quien Dios cuenta la justicia separada de las obras: Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado. Bienaventurado el hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad, y en cuyo espíritu no hay engaño." Pablo está contando a David en Salmo 32:1-2 después de los grandes pecados de adulterio y de  asesinato de David.

Pablo usa el mismo principio de contabilidad en la vida de David diciendo, "Bienaventurado el hombre a quien el SEÑOR no contara sus pecados en contra de él."

David espero el día cuando la muerte de Jesucristo cubriría todos los pecados por sus sangre (Rom. 4:7). Dios coloco todos los pecados en Jesucristo y lo castigo a Él (Heb. 9:26-28; 1 Ped. 2:24; 1 Juan 1:6-9; Zacarías. 3:8-9; Isa. 38:17; Jer. 31:34; Sal. 103:12). Esta también es la manera en que Dios nos perdona a nosotros.

Dios no solamente quita todos los pecados del libro de contabilidad de Abraham y David, pero también les toma en cuenta  a ellos la justicia de Jesucristo. Dios tomó la pura, perfecta, y la verdadera justicia de Jesucristo, y la escribió en el libro de contabilidad de todos los que creen. La justicia de Jesucristo fue acreditada a Abraham, a David y a todos los que creyeron en Su venida en el Antiguo Testamento.

Eso es exactamente lo que Él hace por usted y por mí. La única manera en que alguien puede ser salvo, tanto en el Antiguo y en el Nuevo Testamento es por la atribución  de la justicia perfecta de Jesucristo a nuestra cuenta.

Abraham tenía la promesa de la venida de Cristo, pero nosotros tenemos las Buenas Nuevas de Su venida. Abraham esperó lo que Dios dijo que él haría, y  miramos hacia atrás sobre lo que Él ya ha hecho en la obra completa de salvación.

Abraham creyó "en Él que levantó a Jesús nuestro Señor de entre los muertos." El Dios en quien creemos los cristianos es el mismo Dios  que Abraham creyó en el Antiguo Testamento, los santos esperamos la venida del Salvador. Esperamos en el mismo Salvador y somos salvos por la fe en Su obra de expiación. Fueron salvos por creer en Cristo, y nosotros también.

El único camino para cualquier persona para ser salvo,  tanto antes y después de  que Jesucristo murió en la cruz, es por la fe en Dios en la obra de expiación en la cruz. Robert Haldane correctamente dijo: "El apóstol muestra que el camino de la justificación  fue el mismo desde el principio, tanto  en las viejas y las nuevas dispensaciones".

"Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él" (2 Cor. 5:21). Desde el momento en que yo creí en Cristo yo fue vestido con el regalo de Dios de la justicia de Jesucristo. Dios ofrece Su justicia perfecta para nosotros, porque nuestra auto-justicia es como trapos sucios.

El profeta Isaías vio esta misma verdad cuando escribió: "En gran manera me gozaré en Jehová, mi alma se alegrará en mi Dios; porque me vistió con vestiduras de salvación, me rodeó de manto de justicia, como a novio me atavió, y como a novia adornada con sus joyas" (61:10).

Dado que la salvación es por el regalo de Dios, separado del esfuerzo humano,  nosotros podemos ser salvos en este momento. La salvación se basa en lo que Dios ya ha hecho por nosotros. La única razón de nuestra declaración  correcta con Dios es la justicia de Jesucristo. Dios salva a todos de la misma manera-por la gracia mediante la fe en la justicia de Jesucristo. Somos salvos por el  regalo de la justicia de Dios y nosotros lo recibimos por la fe o  la confianza en Cristo.

Pablo destaca dos importantes aplicaciones en Romanos capítulo cuatro. Porque Dios nos ha perdonado de todos nuestros pecados a través de la expiación de Cristo, Él nunca, nunca  los traerá de nuevo en esta vida o en la eternidad. Dios no los recuerda más a causa de la expiación de Cristo. Y cuando Dios nos mira Él ve la justicia de Cristo atribuida a nosotros.

Selah!

Mensaje por Wil Pounds (c) 2009 traducido por Katia Blandin