¿Qué se necesita en la vida del cristiano para superar las resoluciones y compromisos rotos?

Será un gran beneficio darse cuenta de que no hay tal cosa como la piedad instantánea. No hay "un minuto" de treinta días, o "tres pasos fáciles" para una vida de justicia que agrada a Dios. Esa no es la manera que Dios planeó para nuestra santificación.

Somos justificados instantáneamente por gracia mediante la fe en Jesucristo. Sin embargo, la justificación y la santificación son completamente diferentes.

El apóstol Pablo utiliza una imagen atlética para decirnos que debemos disciplinarnos para vivir piadosamente. "Ejercítate para la piedad" (1 Timoteo 4:7). ¿Por qué es tan importante? El siguiente versículo nos dice "pues tiene promesa para la vida presente y también de la venidera." Tiene compromisos de pago inmediato en esta vida, y recompensas eternas.

La disciplina es que el decidido esfuerzo de nuestra parte que corrige, moldea y perfecciona el carácter de una persona. El carácter Santo no viene de una sola vez, sino durante toda la vida.

Esta "disciplina" es la formación que se necesita para el ejercicio sin trabas de la voluntad de Dios y propósitos.

La disciplina pone en práctica a diario nuestro compromiso de vivir una vida santa. Se inicia en la mente. "No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta" (Romanos 12:2).

Esta transformación interior se lleva a cabo a medida que memorizamos, meditamos y ponemos en práctica a diario las preciosas verdades de la Biblia.

Los viejos hábitos pecaminosos y patrones de comportamiento y pensamiento están cambiando a medida que formamos nuevos hábitos de obediencia a la voluntad de Dios. A medida que ponemos estas nuevas actitudes y comportamientos en la práctica durante un período de tiempo formamos nuevos patrones de pensamiento y comportamiento. A continuación, se hace más fácil y más fácil para vivir una vida que agrade a Dios. Somos responsables de poner en práctica un plan diario de lectura bíblica, estudio, oración, etc. El Espíritu Santo entonces puede aplicar a nuestra persona interior las Escrituras que hemos aprendido. Dejo de asombrarme cómo Él trae a mi mente en el momento de necesidad los pasajes de las Escrituras o de los principios que he aprendido en el pasado. Él nos da la fuerza interior cuando Él aplica su Palabra a nuestra vida diaria. Tenemos que hacer nuestra parte por disciplinar a nosotros mismos para estudiar y meditar en la Palabra de Dios. Si no se disciplina a sí mismo para entrar en la Palabra de Dios no crecerá en la semejanza de Cristo. Nadie más puede hacerlo por usted.

Así como el ejercicio físico es bueno para el cuerpo, el apóstol Pablo nos dice que nuestra mente, las emociones, la voluntad y vida espiritual también necesitan del ejercicio vigoroso. Así como el atleta griego se disciplina a sí mismo con el ejercicio vigoroso para ganar los juegos atléticos, se nos exhorta a ejercitarnos de tal manera como para sobresalir en la piedad.

M. R. Vincent señala, "La piedad tiene promesa para la vida presente porque tiene la promesa de la vida que está por venir. Sólo la vida que es en Cristo Jesús (2 Timoteo 1:1) es vida eterna (1 Timoteo 6:19)."

¿Está entrenándose a si mismo hacia la meta de la verdadera piedad? "Que por esto mismo trabajamos y sufrimos oprobios, porque esperamos en el Dios viviente, que es el Salvador de todos los hombres, mayormente de los que creen" (1 Timoteo 4:10). Eso es lo que hace que el esfuerzo de nuestra parte valga la pena.

Como hemos subrayado antes, vivimos una vida de obediencia, cuando nos sometemos a la presencia del Espíritu Santo. Diariamente debemos conocer mejor a Jesucristo, si hemos de crecer en la semejanza de Cristo. Para conocerlo mejor, debemos alimentar  nuestras mentes y nutrir nuestra fe en Él. 

¿Está entrenando su alma en la santidad? ¿Está en una búsqueda decidida de la piedad en su propia vida?

Cuando tenemos en mente la meta final, nos damos cuenta que la búsqueda vale la pena.

Nuestro objetivo es la búsqueda de la santidad. Es nada menos que ser presentado a Dios Padre entero y completo, perfecto, en Jesucristo.

Selah!

Mensaje por Wil Pounds (c) 2009 traducido por Katia Blandin