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Mensaje por Wil Pounds y todo el
contenido de esta página (c) 2017 por
Abide in Christ, Inc.
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persona es libre de usar y distribuir
este material, pero no puede ser vendido
bajo niguna circunstancia, y sin la
autorizacion del autor. Cotizaciones de
escritura de la Santa Biblia Reina y
Valera Revision 1995.
Usado con permiso.
"RVR1995" are
taken from the Reina-Valera 1995 version. Copyright
© Sociedades Bíblicas Unidas, 1995. Used
by permission. Escritura
citas de "LBLA"
es la
Biblia de las Américas (c) 1973, y la
actualización de 1995 por la Fundación
Lockman. Usado con permiso.
Habla
Señor, que tu Siervo Escucha
Es difícil
escuchar a Dios hablarnos.
Mantenerse cerca de Dios no es solamente hablar con
él, pero es escuchar a Dios hablar.
Es difícil
estar en silencio delante de Él. Somos muy parecidos
al discípulo Pedro quien en su ansiedad delante del
Altísimo estaba pronto para hablar y lento para
estar callado y sentarse en silencio en Su presencia
(Mateo 17:4-5). Estamos listos para
precipitarnos y hablar cuando necesitamos estar
quietos y “escucharle” Es más
difícil estar en silencio delante de Dios que hablar
con Dios. La mayoría de nosotros
hemos olvidado como sentarse en silencio y escuchar
a Dios.
Necesitamos cultivar el silencio del alma.
Para la mayoría de las personas es espantoso
estar quieto y en silencio. Tal vez
esto es porque nuestra generación esta lista para
decir Dios no habla como en los días antiguos.
"En Dios
solamente está acallada mi alma; de Él viene mi
salvación" (Salmo 62:1). El
salmista usa una palabra que significa, “silencio,
quieto, descanso y esperando tranquilo.”
La palabra connota el silencio de muerte.
Es bueno para nosotros esperar en Dios en
reposo silencioso.
Tal vez en
nuestro gran énfasis en alabar a Dios, hemos casi
olvidado como escuchar Su pequeña y quieta voz.
Necesitamos cultivar el silencio del alma
tanto que El nos quebrante en cualquier tiempo,
donde sea que El escoja. Es tan
importante que reconozcamos Su voz cuando El habla.
El fuego
se había retirado en los días de Elí.
"El joven Samuel ministraba a Jehová en
presencia de Elí; y la palabra de Dios escaseaba en
aquellos días, no había visión con frecuencia" (1
Samuel 3:1 RV 1960). “Jehová
llamó a Samuel; y el respondió, `Heme aquí` (v.4).
Y corriendo luego a Elí, pensando que era su
maestro llamando. “Así que el
Señor llamó a Samuel de nuevo por tercera vez.
Y se levantó y fue a Elí y dijo, `Heme aquí,
pues me llamaste`” Entonces
entendió Elí que Jehová estaba llamando al joven (1
Samuel 3:8, RV 1960). Con
discernimiento y sabiduría, “Eli entendió que Jehová
llamaba al joven (v.8). Y dijo
Elí a Samuel: “ve y acuéstate; y si te llamare,
dirás Habla, Jehová, que tu siervo oye”
Así se fue Samuel, y se acostó en su lugar (1
Samuel 3:9, RV 1960). “Y vino Jehová y se paró, y
llamó como las otras veces: ¡Samuel, Samuel!
Entonces Samuel dijo: Habla, porque tu siervo oye”
(v.10).
Cuando
Dios habla debemos obedecer. Y
cuando no obedecemos inmediatamente, El espera en
silencio hasta que nuestra voluntad esta lista.
“Cercano está Él más que el respirar, tan cerca como
las manos y los pies.”
Cuando
Dios habla puede no ser un mensaje placentero.
No eran buenas noticias cuando Samuel escucho
un mensaje de juicio sobre la casa de Elí (vs.
11-14).
Dios puede
decirte como hizo con Samuel, “He aquí haré yo una
cosa en Israel, que a quién la oyere, le retiñirán
ambos oídos” (1 Samuel 3:11).
Lo
importante y la cosa crucial es que obedecemos a
Dios cuando El habla. “Y Samuel
creció; y Jehová estaba con él, y no dejo caer a
tierra ninguna de sus palabras” (1 Samuel 3:19).
Dios
todavía habla. ¿Cómo respondes?
En el monte alto Dios dijo a Pedro que
callará y escuchara a Jesús. Eso
es lo que necesitamos hacer. Hay
un tiempo para hablar y hay un tiempo para estar
quieto y escuchar su quieta voz.
No tenemos nada valioso que decir hasta que Él nos
habla en privado.
Dios
primeramente habla a través de su Palabra escrita la
Biblia. El Espíritu Santo quien es el divino autor
de las Escrituras, toma Su palabra y habla a nuestro
ser interior mas consiente “de pecado, de justicia y
de juicio” (Juan 16:8).
Él también
nos habla a través de las circunstancias, los
cristianos maduros, la predicación y la enseñanza de
Su Palabra.
Tan
trágico que tenemos la habilidad de hacernos sordos
a Dios. Podemos sumergirnos en el
susurro de la voz de Dios.
¿Se ha
sentado en quietud del espíritu y escuchado al
aguijoneo de su conciencia por la Palabra de Dios?
¿Ha aquietado tu espíritu con la realidad de
algún pecado, o la paz de reconciliación con Él?
¿El viene
en quietud así cuando meditamos en Su Palabra y
andar a tientas de la mente con alguna nueva verdad
profunda?
Hay
momentos cuando El escoge venir a través de la
predicación de la Palabra, o un pasaje devocional de
quietud, un hambre espiritual intensa, o un amigo
cristiano maduro quien da consejo de Dios.
La cosa
importante es sentarse en Su presencia y escuchar,
después levantarse y hacer Su
mandato.
Cuando
Dios habla a tu ser interior, escuchas quietamente,
de acuerdo con Su voz, confiesas cualquier pecado
conocido a Él, clamas la limpieza solamente de la
sangre de Jesús por tu pecado, y le obedeces. “El
que viene a mí, no le echo fuera “Habla Señor, que
tu siervo escucha.”
Selah!
Mensaje por Wil Pounds (c) 2009 traducido por Katia
Blandin
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