-
Mensaje por Wil Pounds y todo el
contenido de esta página (c) 2017 por
Abide in Christ, Inc.
Cualqier
persona es libre de usar y distribuir
este material, pero no puede ser vendido
bajo niguna circunstancia, y sin la
autorizacion del autor. Cotizaciones de
escritura de la Santa Biblia Reina y
Valera Revision 1995.
Usado con permiso.
"RVR1995" are
taken from the Reina-Valera 1995 version. Copyright
© Sociedades Bíblicas Unidas, 1995. Used
by permission. Escritura
citas de "LBLA"
es la
Biblia de las Américas (c) 1973, y la
actualización de 1995 por la Fundación
Lockman. Usado con permiso.
La
Actitud de Cristo
"Haya,
pues, en vosotros este sentir que hubo también en
Cristo Jesús" (Filipenses 2:5).
La fe
cristiana del primer siglo del cristianismo estaba
centrada en la persona y obra de Jesucristo. La
preeminencia de Cristo fue el foco de la primera
predicación en la Iglesia. El cristianismo es
Cristo, y como en muchos otros pasajes, Filipenses
2:5-11 hace esto enfáticamente claro.
Incluso
antes de Su encarnación, Jesús estaba en la forma de
Dios y era igual a Dios. Jesucristo eternamente
posee todos los atributos de Dios. Él es Dios. "El
cual, siendo en forma de Dios"
(v. 6), no se refiere a un aspecto del cuerpo, pero
es una manera fuerte de proclamar la divinidad de
Jesucristo. Su deidad no se altera o cambia.
Jesús, en
Su oración sacerdotal de la noche antes de Su
crucifixión, se refirió a Su “ gloria con aquella
que tuve contigo antes que el mundo fuese" (Juan
17:5). Se refería a la gloria que disfruta a la par
con su Padre celestial. El apóstol Juan escribió
acerca de este mismo gloria
pre-encarnada en Juan 1:1-4, 14.
El evento
que tambalea la mente casi incomprensible es el
hecho de que la Segunda Persona de la Trinidad dejó
a un lado la manifestación de Su gloria divina y
tomó sobre sí la forma de un esclavo común de casa.
Él se hizo carne. Él es el Dios-hombre. Él era
verdadero Dios y verdadero hombre. Él es Dios en la
carne. La Palabra se hizo carne y habito entre
nosotros, testifica el apóstol Juan. (1:14,18). El
que disfrutó la gloria que era inherentemente a
través de Su eternidad pasada "no estimó el ser
igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se
despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho
semejante a los hombres" (v.7).
Jesucristo
existe eternamente como la Segunda Persona de la
Trinidad, y como tal, es igual a Dios el Padre. Todo
lo que el Señor Dios Todopoderoso es, lo mismo es el
Señor Jesucristo.
Antes de
que Él se hiciera carne, Jesucristo compartió la
naturaleza completa de lo divino y estaba vestido
con el esplendor que siempre rodeaba la persona de
Dios. Era idéntico a Dios tanto interior como
exteriormente. Cuando Jesús se hizo carne, lo que
quedaba era la gloria de Dios en el sentido íntimo,
porque incluso en Su carne Jesús era Dios y mantiene
la naturaleza divina completa.
La Segunda
Persona de la Deidad de Cristo Jesús no era egoísta.
No se aferró a la gloria del exterior de Su
divinidad, "sino que se despojó a sí mismo", no de
su divinidad, sino de la manifestación exterior
visible de la misma. El no se consideró igual a Dios
como cosa a que aferrarse. Él hizo nada de sí mismo.
Él fue obediente a Su Padre celestial como un
esclavo. Él sólo se limitó a sí mismo de Su gloria
exterior visible porque todavía era Dios.
Además de
ser Dios, Jesús tomó "la forma de
un siervo."
Los
atributos esenciales de Dios eran inmutables e
invariables. La naturaleza esencial de Jesucristo es
la misma que la naturaleza esencial de Dios. La
naturaleza de Jesús es la naturaleza de Dios. La
"forma" significa que Dios nunca se altera y nunca
cambia.
Jesús puso
a un lado sus privilegios divinos y se convirtió en
el siervo de Jehová. El Hijo de Dios se convirtió en
el Siervo de Dios. "Y estando en la condición de
hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente
hasta la muerte, y muerte de cruz" (v. 8).
Jesucristo
le dio la gloria y el honor del cielo para
convertirse en uno de nosotros para poder morir como
nuestro sustituto y proporcionar un medio por el
cual Dios nos puede ofrecer la vida eterna. "Cristo
nos redimió de la maldición de la ley, hecho por
nosotros en una maldición para nosotros, (porque
está escrito:" Maldito todo el que es colgado de un
madero)" (Gálatas 3:13).
Nadie con
una mente que discierne espiritualmente puede leer
esas palabras sin un profundo sentido de gratitud de
acción de gracias por un Salvador, humilde y
obediente. "Haya, pues, en vosotros este sentir que
hubo también en Cristo Jesús" (Filipenses 2:5). Él
fue humilde y obediente hasta la muerte.
¿Tiene
esta actitud humilde de Jesús? Cuando tenemos esa
actitud hacia nosotros mismos, lo haremos "Nada
hagáis por contienda o por vanagloria, antes bien
con humildad, estimando cada uno a los demás como
superiores a él mismo, no mirando cada uno por lo
suyo propio, sino cada cual también por lo de los
otros" (Filipenses 2:3-4). Esa es la mente de Cristo
en el cristiano. Es una actitud humilde de negar el
yo, tomando la cruz de Cristo diariamente, y hacer
la voluntad de Dios a toda costa.
Selah!
Mensaje por Wil Pounds (c) 2009 traducido por Katia
Blandin
SELAH 365 Devocionales Diario
Índice de 365 devociones y arrancadores de sermones.
Christo en Antiguo Testamento
Estudiar el tema principal de la Biblia con estas profecías y tipos en el Antiguo Testamento de la venida del Mesías, Jesucristo.
Sermones Expositivos
Sermones gratis y estudios bíblicos indexados por referencia bíblica y estudios doctrinales.