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contenido de esta página (c) 2017 por
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escritura de la Santa Biblia Reina y
Valera Revision 1995.
Usado con permiso.
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taken from the Reina-Valera 1995 version. Copyright
© Sociedades Bíblicas Unidas, 1995. Used
by permission. Escritura
citas de "LBLA"
es la
Biblia de las Américas (c) 1973, y la
actualización de 1995 por la Fundación
Lockman. Usado con permiso.
El Espíritu de Amor
"Dios es
amor" (1 Juan 4:8). Su amor no puede cambiar porque
El no cambia. Su amor es puro y santo. Su amor es
incomprensible. Su amor no tuvo
principio y nunca cesará. Porque Dios es infinito,
Su amor es infinito.
El apóstol
Pablo escribió palabras de aliento a los creyentes
diciendo: "porque el amor de Dios ha sido derramado
en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos
fue dado" (Romanos 5:5; cf. Gál. 4:6).
El
Espíritu Santo hace el amor de Dios tan abundante en
el corazón del creyente que se desborda (1 Juan 4:8,
16). Él es el agente divino que expresa el amor de
Dios para el creyente.
"El fruto
del Espíritu es amor" (Gálatas 5:22). El apóstol
Pablo dio ocho aspectos de ese amor. El fruto del
Espíritu no puede ser imitado. Viene de nuestra
morada en Cristo. Como el Espíritu de amor permanece
en nosotros, Él lleva Su fruto para la gloria de
Dios.
Es una
gran seguridad para el cristiano saber que ahora
somos hijos de Dios y que Dios nos ama. Antes de ser
salvos Dios demostró Su amor al enviar a Jesucristo
a morir en la cruz por nuestros pecados. Ahora
tenemos la experiencia interna de Su amor por el
Espíritu Santo que nos sostiene en nuestra vida
diaria. Su gracia nos da el mantenimiento de la
paciencia en nuestros problemas y nos permite vivir
para la gloria de Dios.
El tipo de
amor de Dios es creado y cumplido en nosotros por el
Espíritu de amor.
El apóstol
Juan escribió: "En esto consiste el amor, no en que
nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos
amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación
por nuestros pecados" (1 Juan 4:10-11).
La
evidencia de que somos hijos de Dios es este amor
divino que permanece en nosotros. "En esto conocemos
que permanecernos en él, y él en nosotros,
en que nos ha dado de su Espíritu.
Y nosotros hemos visto y testificamos que el
Padre ha enviado al Hijo, el Salvador del mundo (1
Juan 4:13, 14).
Jesús
prometió que el Espíritu Santo viviría y
permanecería en nosotros para siempre. La evidencia
de que la promesa es verdadera es vista en el fruto
del Espíritu que está en nuestras vidas. El Nuevo
Testamento nos enseña que Su fruto que mora en
nosotros es el amor (Gálatas 5:22-23). También el
apóstol Juan nos menciona esto.
Cuando el
Espíritu Santo, llena nuestros corazones, vemos a
los hombres y a las mujeres como Jesús los ve. No
hay un ministerio más grande para el creyente en
Cristo para hacer que demostrar y compartir el amor
de Dios en Jesucristo a los que nunca lo han oído o
visto en acción. Yo oro que el Espíritu de amor nos
dirija a los individuos que nunca han experimentado
el amor de Dios. Que el Espíritu Santo pueda
quebrantar nuestros corazones con las cosas que
quebrantan el corazón de Dios.
Porque de
tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo
unigénito, para que todo aquel que en él cree no se
pierda, mas tenga vida eterna" (Juan 3:16).
¿Cómo
puede un Dios invisible revelarse al mundo? Él se
revela en la vida transformada de Sus hijos. El
mundo perdido nos mira y ve la diferencia y se
preguntan cómo puede ser esto. ¿Por qué eres
diferente? ¿Qué es lo que te da esta calidad de
vida? Si permanecemos en Cristo, nos amaremos unos a
otros y el mundo verá la diferencia. Ese amor es un
reflejo del amor de Dios en nosotros. "El que no ama
no ha conocido a Dios, porque Dios es amor" (1 Juan
4:8). "El amor de Dios será experimentado en
nosotros y luego se experimentara a través de
nosotros".
Permanecer
en el amor de Dios es posible por la morada del
Espíritu Santo (1 Juan 4:13). Qué privilegio tener a
Dios en nosotros. Tenemos el Espíritu de Dios que
vive en nosotros como un residente
permanente. Démosle permiso para establecerse y
hacerse sentir completamente en
casa en nuestros corazones. Permanecemos en Su amor,
y experimentamos la presencia de Dios en nosotros.
"Si me
amáis, guardaréis mis mandamientos", dijo Jesús
(Juan 13:34; 15:12). ¿Cuál dijo que era el mayor
mandamiento? El amor de Dios es perfeccionado en el
creyente. El amor de Dios se perfecciona en usted y
en mí, los pecadores salvos por la gracia de Dios.
Él revela Su amor a través de nosotros. Que nuestras
vidas sean un testimonio constante y una
demostración del Espíritu de amor que
permanece en nosotros.
Dios es
amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios,
y Dios en él (1 Juan 4:16).
Selah!
Mensaje por Wil Pounds (c) 2009 traducido por Katia
Blandin
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