La cruz de Jesucristo es una demostración de la sabiduría infinita de Dios.

Cada filosofía de la vida es probada por lo que  al final produce la vida de una persona. La sabiduría de Dios produce una justicia perfecta.

Dios hizo a Jesús "Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él" (2 Cor. 5:21).

Dios en Su gracia da a un pecador creyente una relación correcta con Él sobre la base de la muerte  sustituta de Jesucristo. Jesús murió en el lugar del pecador. "La paga del pecado es muerte", y Jesús murió esa muerte por nosotros. Cristo es nuestra justicia y para todos los que en Él confían su Salvador.

El apóstol Pablo nos dice que no sólo que Jesucristo es la sabiduría y la justicia de Dios, sino que también Él es nuestra santificación. "Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención" (1 Corintios 1:30, RV 1960).

Las Escrituras presentan tres tiempos de nuestra santificación. Tenemos una santificación posicional. Nuestra posición en Cristo por la fe es verdadera independientemente del grado de nuestra espiritualidad (1 Cor. 6:11; 1:2; Heb. 10:10). Tenemos una santificación progresiva, la que se refiere a nuestra vida entera (1 Ped. 1:6). También tendremos una santificación futura porque todavía no estamos totalmente apartados. Nosotros veremos a Cristo y seremos completos en Él (1 Juan 3:1-3; Efe. 5:26-27; Judas 24-25).

Cristo atribuido es nuestra santificación. Cristo acreditado al creyente por la obra del Espíritu Santo es nuestra santificación. Nuestra santificación es un proceso de desarrollo y crecimiento. No se completará hasta el día de nuestra redención completa y perfecta con los cuerpos resucitados cuando Cristo regrese.

Debemos crecer en todas las cosas a Cristo. Es una cuestión de crecimiento en la gracia y el conocimiento de Jesucristo. La santificación es un proceso de separación por el cual nuestro Señor Jesucristo imparte por el Espíritu Santo a nuestra vida diaria. Toma tiempo crecer espiritualmente. Pero debe ser un proceso estable y continuo de crecimiento en la semejanza de Cristo.

El resultado final de toda la sabiduría verdadera es: "¿Estoy haciéndome más y más como Jesucristo?" La sabiduría de Dios en Cristo nos lleva en conformidad con Él, que perfectamente fue conformado a Dios el Padre.

Cristo atribuido es mi justicia. Cristo impartido es mi santificación. Un día seré perfectamente conformado a Dios en Cristo. Esa será mi glorificación.

"Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es. Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro" (1 Juan 3:2-3, NVI 1995).

En la sabiduría incomparable de Dios, nosotros debemos estar en la búsqueda continua de la santidad. El estándar no ha cambiado: “Sed santos, porque yo soy santo".

En su sabiduría, Dios nos ha dado la responsabilidad de caminar en santidad. Él todavía dice: "seguid la santidad, sin la cual nadie verá al Señor" (Hebreos 12:14). Es una tarea permanente.

Esta labor práctica diaria de la santificación es un proceso, y es algo que nosotros nunca completamente logramos en esta vida. A medida que crecemos en nuestra separación del pecado y nos conformamos a la voluntad de Dios en un área, el Espíritu Santo nos revela una necesidad en otra área. Nosotros estaremos siempre persiguiendo la santidad en esta vida.

Nosotros no estamos solos en esta lucha espiritual. Nadie puede alcanzar este objetivo en su propia fuerza. Dios nos ha equipado con la morada del Espíritu Santo y la armadura espiritual.

Dios quiere que caminemos en obediencia a Él. Al obedecer su Palabra, nosotros crecemos en nuestra santificación. Dios nos da el poder para vivir la vida cristiana, pero en Su sabiduría Él espera que asumamos nuestra responsabilidad en la obediencia a Él.

Selah!

Mensaje por Wil Pounds (c) 2009 traducido por Katia Blandin