El apóstol Pablo cierra Segunda de Corintios con una bendición hermosa en adoración a las tres Personas de la Santa Trinidad. Este versículo ha sido correctamente llamado "la bendición de la trinidad del Nuevo Testamento".

El apóstol Pablo escribe: "La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros" (2 Corintios 13:14).

Esta es la contraparte de la bendición del Antiguo Testamento encontrada en Números 6:24-26. "Jehová habló a Moisés, diciendo: Habla a Araón y a su hijos y diles: Así bendeciréis a los hijos de Israel, diciéndoles: Jehová te bendiga, y te guarde; Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia; Jehová alce sobre ti su rostro, y ponga en ti paz" (Números 6:22 -26).

Dios existe en tres personas: Dios Padre, Dios Hijo y Dios  Espíritu Santo. Sin embargo, Dios es uno. No hay tres dioses. La Confesión de Westminster declara: "Tres personas en la Deidad. . . mismos en sustancia, iguales en poder y gloria."

La obra de la salvación es la obra del Dios Trino, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Los miembros de la Deidad deliberadamente y voluntariamente se someten uno a otro en la obra de la redención. El Hijo  se somete al Padre, aún en la obediencia hasta la muerte al morir como nuestro sustituto en la cruz. El Espíritu Santo se somete al Padre y al Hijo. Segunda de Corintios 13:14 "presenta a las personas de la Trinidad en forma completa", así como Mateo 28:19 también lo hace. Las tres personas de la Deidad están presentes en el bautismo de Jesús cuando Él comienza Su ministerio público (Mateo 3:16-17).

La bendición de Pablo reconoce claramente y enseña distintos reconocimientos de las tres Personas de la Santa Trinidad. Los cristianos han reconocido esta gran doctrina del cristianismo Bíblico en todas las edades.

El apóstol Pablo nos recuerda que la obra de la salvación es la operación de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo en nuestras vidas. Dios el Hijo es nuestro Mediador y Salvador, que se entregó a la muerte por nosotros. Todo esto es posible porque Dios el Padre nos ama y ha elegido salvarnos por Su gracia. Dios el Espíritu Santo ha aplicado este gran sacrificio expiatorio y el amor a nosotros personalmente. Nosotros ahora podemos vivir en la esfera de esta gracia salvadora, cuya fuente y el origen es la muerte sustituta de Jesucristo en nuestro nombre.

Nosotros alabamos al SEÑOR Dios por "la gracia del Señor Jesucristo." Charles Hodge dijo: "Es la gracia, el amor inmerecido y todo lo que brota de ella, de esta persona divina vestida de nuestra naturaleza, y que como el theantropos es investido con el cargo de Mesías, el liderazgo sobre Su propio pueblo y todo el poder en el cielo y la tierra, que el apóstol invoca para todos sus lectores creyentes".

Nosotros recibimos la gracia divina cuando recibimos "la gracia del Señor Jesucristo" que ha comprado y nos ganó con Su muerte redentora. Nosotros ahora pertenecemos al único que nos redimió. Él es ahora nuestro "Señor" y Maestro.

El nombre Jesús significa ¨Jehová salva¨ (Mateo 1:21).

El título "Cristo", describe Su cargo. Él es el Cristo, el Mesías, el "Ungido", y nuestro Redentor prometido.

Lenski bien dijo, "cada parte de Su nombre brilla con gracia... "

Por otra parte, no sólo estamos bendecidos con "la gracia del Señor Jesucristo", pero también con "el amor de Dios." Su infinito amor es la fuente de nuestra redención. Romanos 5:8 nos dice que Dios manifiesta Su amor al dar a Su Hijo por nosotros. También "la manifestación de ese amor en el perdón, la santificación y la salvación de los hombres fue condicional en la obra de Cristo" (Hodge). Dios es la fuente del amor.

Estamos unidos al SEÑOR Dios con el vínculo del Espíritu Santo. El lazo de unión es, por supuesto, Jesucristo, por quien nos hicimos miembros de la familia de Dios.

"La comunión del Espíritu Santo sea con todos vosotros." Él da a los cristianos un sentido de pertenencia con el SEÑOR Dios. Nosotros estamos unidos en un solo Cuerpo. El Espíritu Santo ha puesto al pecador  creyente en el Cuerpo de Cristo.

Dios nos redimió de la maldición de la ley para que podamos recibir la promesa del Espíritu  a través del cual  nosotros tenemos koinonia,  comunión en el reino  y la obra de Dios. Nosotros estamos unidos  caracterizados por el Espíritu Santo. Qué increíble comunión nosotros tenemos con el SEÑOR Dios. Jesús oró: "Y ya no estoy en el mundo; mas éstos están en el mundo, y yo voy a ti. Padre santo a los que me has dado, guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como somos nosotros" (Juan 17:11).

Es a través del Espíritu de Dios que nosotros clamamos: "¡Abba! ¡Padre!","!Padre, querido Padre!" (Romanos 8:15).

Selah!

Mensaje por Wil Pounds (c) 2009 traducido por Katia Blandin