No hay mayor gozo y paz para un pecador saber que él o ella han sido rescatados, sanados, restaurados y perdonados de todos sus pecados.

El Espíritu Santo "testifica a nuestro espíritu," dando esta gran seguridad de que todos nuestros pecados están bajo la sangre de Jesucristo.

Jesús es nuestro gran abogado en el cielo defendiendo nuestro caso ante el Padre. Él no está declarando nuestra inocencia, pero nuestra culpa, y el hecho de que nosotros lo hemos aceptado como nuestro Sustituto que murió en nuestro lugar en la cruz.

El Espíritu Santo es también nuestro mediador trabajando dentro de nosotros, señalando nuestro pecado y depravación, y dándonos seguridad de los infinitos beneficios de la sangre redentora de Jesucristo, para limpiar y perdonar. Él nos ayuda a confiar completamente en Jesucristo y en Su obra terminada. El  mediador interior nunca se señala a Él mismo, pero siempre a nuestro Señor y Salvador quién se entregó por nosotros.

Dios el Padre pone todos nuestros pecados en Su Hijo. Jesús llevó nuestros pecados como nuestro Sustituto divino. "mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros" (Isaías 53:6). Angustiado él, y afligido, como cordero fue llevado al matadero. "¡Consumado es!" Nuestra deuda ha sido pagada en su totalidad.

Jesucristo  ascendió y se lleva nuestros pecados. "He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo" (Juan 1:29, 36). Juan el bautista utilizo una palabra que significa "tomar y cargar" Sólo el Cordero de Dios hace el sacrificio perfecto por nuestros pecados.

Dios quita todos nuestros pecados a una infinita  ilimitada distancia de nosotros. "Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones" (Salmo 103:12). Así  de cierto es el este del oeste que se aleja en el espacio y se extiende hasta el infinito. ¡Así de lejos el SEÑOR Dios ha quitado todos nuestros pecados de su presencia! "

Significa que desde  siempre Dios puede hacer esto, que nuestros pecados nunca pueden ser encontrados. El SEÑOR Dios declaró: "En aquellos días y en aquel tiempo, dice Jehová, la maldad de Israel será buscada, y no aparecerá; y los pecados de Judá, y no se hallarán; porque perdonaré a los que yo hubiere dejado" (Jeremías 50:20).

Dios perdona todos los pecados. "En quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia, que hizo sobreabundar para con nosotros en toda sabiduría e inteligencia" (Efesios 1:7-8). Y luego él da una barra de jabón espiritual. "Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad" (1 Juan 1:9).

Dios de una vez por todas  nos libera de nuestros pecados por la sangre de Jesús (Rom. 1:5), y cuando Él nos limpia nos hace blancos como la nieve. "Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: Si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí vendrán a ser como blanca lana" (Isaías 1:18). Cuando Dios nos lava, nos limpia. "Lávame, y seré más blanco que la nieve" (Salmo  51:7).

Dios "perdona abundantemente" (Isaías 55:7), "todos nuestros pecados" (Salmo 103:3).

Dios "pisará nuestros pecados bajo sus pies." ¿Alguna vez has visto algo que Dios pisoteó? Entonces, "echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados" (Miqueas 7:19).

Dios hace algo que nosotros raramente hacemos; Él no recuerda más nuestros pecados. "Y nunca más me recordaré de sus pecados y transgresiones" (Hebreos 10:17; Jeremías 31:34).

Dios dice que no los puede ver más "porque echaste tras tus espaldas todos mis pecados" (Isaías 38:17). Literalmente, Él echo "tras sus espaldas," donde nunca puede ser vistos.

Él cubre nuestros pecados, yo deshice como una nube tus rebeliones, y como niebla tus pecados (Romanos 4:7; Isa. 43:25; 44:22).

El Señor Dios expía o cubre nuestros pecados de tal manera que incluso borra la prueba en contra de nosotros, clavándolos en la cruz (Romanos 4:7-8; Col. 2:14). El ha "cancelado el certificado de deuda", y declara: "Bienaventurado aquel cuya trasgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado" (Salmos 32:2).

Selah!

Mensaje por Wil Pounds (c) 2009 traducido por Katia Blandin